Sálvese quien pueda: un ‘like’ en Facebook no basta

Matías Dávila

Matías Dávila

La noticia, que ha pasado completamente desapercibida en medio de la necesidad de odio de nuestra polarizada sociedad, es que 6 muchachos portugueses han empezado una querella ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en contra de 32 países de la Unión. ¿Por qué? Por su falta de acción en torno al cambio climático que, según ellos y muchos más, pone en riesgo incluso sus vidas.

Para nuestros trasnochados discursos inclusivos e hipócritas, los niños son el futuro. Pero cuando tenemos que pensar responsablemente en ese futuro y pelear por ellos y su derecho a la vida y a la salud: “Sálvese quien pueda, yo tengo que ir a ver el fútbol”.

Cabral decía, refiriéndose a la patria de su juventud, que son tan apáticos los argentinos que si llega a caer la bomba atómica ahí, rebota. Hoy esa realidad es la nuestra. Parecería que el mundo empieza y termina dentro de mi metro cuadrado. Ganó la estupidez frente a la razón. Este pensamiento cooperativo, de minga, de solidaridad que tanto promovía la izquierda, se guardó en el closet y más bien se sacó la bandera del individualismo como modo de vida: “mientras no me pase a mí…” Y me pregunto: ¿qué pasó con los niños y su derecho a la vida en medio de nuestros aburridos discursos en los que alardeábamos que ellos eran el futuro?

¿Alguien se cuestiona eso cuando consume plásticos? Hoy salir a marchar para reclamar el derecho de nuestras próximas generaciones a tener un futuro, no es una opción… para eso está el Facebook. Es más fácil poner un “me gusta” y con eso ya hacemos bastante.

Solo piénselo usted que gentilmente me lee, ¿cuándo fue la última vez que pensó en hacer algo por los que vienen detrás? Tal vez no fue hace mucho, lo que felicito, pero quizá nunca lo ha hecho. Odiar a Correa o a Lasso no cuenta, eso es seguirles el juego a un grupo de oportunistas que gana mucho con esta pugna mientras perdemos todos.

Hay temas de los que tenemos que hablar… y no sé cómo empezar a hacerlo.