‘Leyes y leyendas’: un libro sobre la justicia y el poder

Martín Riofrío Cordero

Los grandes desastres de la historia de la humanidad siempre han tenido consecuencias ineludibles. En la relación entre víctima y victimario, la búsqueda de la justicia es clave. Todos nosotros -la mayoría-, incluso sin formar parte de un hecho lamentable, cuando lo vemos desde afuera, sentimos una empatía que nos empuja a tomar partido por una justa reparación para quien ha sufrido. Ni se diga en el caso de las guerras mundiales.

‘Leyes y leyendas’, de Víctor Cabezas Albán, es un libro que nos invita a pensar en ello. Se trata de una obra que narra, fiel a los detalles, el enfoque jurídico que ha supuesto para los jueces y juzgados la imperiosa necesidad de impartir justicia.

De entrada, el libro nos habla de un hecho sin precedentes para el mundo moderno: los juicios de Nuremberg. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de los alemanes, los países aliados se vieron en la obligación de llevar a cabo un juicio justo para las víctimas. Sin embargo, se encontraron con un problema capital: hasta entonces, jurídicamente hablando, no era posible para una nación juzgar los crímenes cometidos por otra en su propio territorio. Esto se daba, en principio, por el respeto a la soberanía de cada país. Entonces, al legalizar los alemanes el exterminio judío en su propia tierra, pese a lo escandaloso que nos pueda parecer hoy en día, no existía, como tal, delito. Pues de haberlo, los únicos facultados para decidir un castigo eran los mismos alemanes.

En Nuremberg, se dio cabida por primera vez a lo que ahora conocemos como el Derecho Penal Internacional.

Un conjunto de leyes que, de forma independiente a su territorialidad, pueden ser intervenidas por una corte internacional.

Los crímenes de guerra son su claro ejemplo.

Luego, el libro también habla de otros procesos, como los acontecidos en la Guerra Yugoslava, o el conflicto entre el estado ecuatoriano contra Chevron.

Además de la exhaustiva documentación del libro y su escritura accesible y cautivante, hay una constante que se repite, caso tras caso, en él: la estrecha relación entre el móvil de los hechos y el poder.

Para poder llevar a cabo una acción como las que surgen aquí, es necesario contar con toda la maquinaria del poder. Con esto, no solo me refiero al poder del Estado, que es, a fin de cuentas, el responsable directo de la justicia. Me refiero también al poder económico, que es el que está detrás de todo. Es quien maneja los hilos del estado.

Una ideología como el nazismo no hubiera sido posible de llevar a cabo sin el apoyo de los grandes empresarios alemanes.

La justicia y el poder económico van de la mano.

Mucho más de lo que pensamos.