Seamos positivos

Manuel Castro M.

Frente a la crisis de inseguridad, de guerra declarada a los grupos delincuenciales, a las limitaciones económicas, sociales y políticas, que vive en la actualidad el Ecuador, hay que ser ‘positivos’. Pero el genuino positivismo es una filosofía, que sostiene que todo conocimiento se limita a la interpretación de los hallazgos ‘positivos’, es decir, reales, perceptibles sensorialmente y verificables.

Es realidad verificable, que el narcotráfico y sus aliados desgraciadamente políticos, se quieren tomar el país, no precisamente para hacer una transformación política y social, sino exclusivamente para mantener su rendidor negocio, que les produce ganancias de millones de dólares. Por ello acuden al crimen, al soborno y compra de autoridades, a sembrar el terror. Este momento se sienten algo acorralados, lo que les hace aún más peligrosos, pues ya no respetan ni a la patria -la mayoría son ecuatorianos- ni a la familia, ni a las instituciones y poco les interesa el sistema democrático, tanto que en países de regímenes autoritarios pseudosocialistas les va mejor.

Estamos asustados y sorprendidos, es verdad, pue estamos ante un conflicto armado, que como tal su fin no se conoce y que, como en toda guerra por pequeña que sea, ambas partes pierden. Más, se tiene que afrontar tal lucha, tenemos a la fuerza pública, a la ciudadanía consciente, a dirigentes y políticos honestos y patriotas, a un presidente de la República que tiene que jugarse entero, más allá de obtener una mayor o menor popularidad o una lejana reelección. Somos más los que queremos la paz, la justicia. Frente a esa mayoría el crimen organizado cuenta con estructuras, dinero, apoyos transnacionales, pues el mundo del crimen es solidario pues solo defiende su ilícito negocio.

No es momento del diálogo como algunos ingenuamente proponen o de mejorar el pasado este instante cambiando viejas estructuras, lo que es utópico. La Iglesia con candidez pide que los violentos depongan las armas, es decir renuncien a su negocio. Olvidan, pues, lo que hasta su venerado Eclesiastés dice: “Las almas pervertidas jamás se corrigen y es infinito el número de los necios.”

Ser positivo es mejorar la calidad de vida de los individuos, evitando la incidencia del mal, del crimen, con las armas que se tiene a la mano, las físicas y las espirituales. Creamos en lo que dice Flaubert: “Todo cede ante la continuidad de un sentimiento enérgico. Todos lo sueños acaban de tomar forma”.