La crisis interminable del Municipio de Quito

Ugo Stornaiolo

La elección de un tecnócrata de la década del correísmo, Pabel Muñoz, con solo 25% de los votos, demuestra que la crisis de la ciudad dista de ser resuelta y puede agudizarse más. Quito enfrenta una crisis de desarrollo por falta de inversión y escasa asignación presupuestaria en infraestructura y servicios básicos, transporte público y educación que se agrava con el paso del tiempo, deteriorando el nivel de vida de los habitantes.

Uno de los principales problemas ha sido la falta de gestión adecuada de las autoridades en los últimos períodos, generando descontento y desconfianza entre los habitantes de Quito, que ven que la alcaldía en lugar de ser el espacio de solución de problemas ha servido para repartir cuotas políticas (pasó en las últimas cuatro administraciones), afectando la estabilidad política de la ciudad.

Otro de los problemas es la falta de planificación adecuada de los recursos, deficiencia en los servicios públicos, agua potable, alcantarillado, mal transporte público y vías con problemas, generando inseguridad entre los habitantes. La situación no se resuelve tapando al apuro baches en algunas calles y avenidas, pero sí provoca más malestar en el tránsito.

La crisis económica ha afectado el nivel de vida de los habitantes. Esto se refleja en el aumento del desempleo, falta de oportunidades y bajos salarios. Esta situación provoca inseguridad entre los habitantes, que ven cómo sus expectativas de mejorar su vida no se cumplen, mientras la delincuencia gana espacio en algunas zonas y se agrega el temor a movilizaciones indígenas —recurrentes y probables—, por los problemas políticos.

Difícil predecir cómo le irá a Muñoz en la alcaldía. Depende de su gestión y las decisiones que tome, como priorizar la inversión en infraestructura, educación, salud y seguridad. Además del desarrollo social, el fortalecimiento de la economía local y reducir la corrupción. Si implementa estas políticas, su gestión facilitaría el retorno del correísmo a la presidencia. Si no lo hace, va a ser otro alcalde fallido.

Para salir de esta crisis, se requiere acciones inmediatas, inversión en infraestructura, educación, salud, seguridad y otros servicios públicos. Adoptar medidas que incentiven el desarrollo económico de la ciudad, más oportunidades de empleo y mejorar el nivel de vida de los habitantes. Muñoz, como Barrera, Rodas, Yunda o Guarderas, no parece ser el líder que la ciudad necesita. Y es la última carta del correísmo para cambiar su imagen.