Despertaron los parásitos de la política

José Alvear

Empezaron a aparecer. Ya suenan sus discursos baratos en medios y en el pleno de la Asamblea. Son los políticos parásitos a los que les importa un bledo el país y ya están viendo las elecciones de 2025.

Esos son los voceros de los partidos que siempre están centrados en sus intereses particulares.

¿Qué plan tienen? ¿Qué modelo económico y político está detrás? No tienen nada, solo un apetito voraz por explotar a un país que vive uno de sus momentos más oscuros.

Los ejemplos sobran en la Asamblea Nacional, ahí donde los supuestos padres de la patria dan espectáculos bochornosos solo para ser virales. Insultan a ministros sin pruebas con el afán de que la gente no deje de hablar de ellos.

Pero también están en las calles. Los parásitos de la política que amenazan con paros y manifestaciones son abundantes, pero, afortunadamente, son rechazados por la ciudadanía que quiere todo menos una nueva protesta nacional.

Lo que en su momento se vendía como una expresión legítima de descontento social, se ha transformado en un ejemplo evidente de lo sanguijuelas que son ciertos políticos. Todo, por mantenerse en la escena, incluso a expensas del bienestar de los ecuatorianos.

Y, ojo, aquí nadie está defendiendo las políticas escuálidas y desordenadas del Gobierno de Daniel Noboa. Gravar más impuestos sin plantear un verdadero plan de reducción del Estado da cuenta de la improvisación económica que campea en el Ejecutivo.

Pero aquí no es cuestionar por cuestionar o de paralizar por paralizar. Se necesitan propuestas y programas reales.

¿Dónde están las propuestas sólidas y los liderazgos comprometidos con el bienestar del país, más allá de las estrategias electorales a corto plazo? No hay. No existen.

La sociedad ecuatoriana merece un liderazgo que promueva la inclusión y la colaboración, en lugar de contribuir a la fragmentación y al desencuentro provocado por los viejos partidos políticos.

¡Por menos Estado, más libertad!