Inteligencia emocional en la política

Rodrigo Contero Peñafiel

Cuando se observa la imagen política de una persona, sus valores, principios y reacciones, tenemos la idea clara de si estamos ante un líder auténtico o seguimos con el político de siempre, que busca espacios de poder para continuar con el pasado de un sistema caduco e irresponsable, en busca de beneficios personales mientras engañan a la gente, que se conforma con promesas de líderes dependientes de una ideología sin capacidad de transformación ni cambio social.

El líder político debe dar tranquilidad a los ciudadanos, que tienen independencia y un papel activo en la toma de decisiones para resolver problemas, encontrando las soluciones más adecuadas posibles para satisfacer las necesidades de la población. La política tradicional, convertida en una amenaza para la democracia, no es más que una pista de aterrizaje para la práctica del populismo y el autoritarismo. El liderazgo auténtico supone una ruptura con el pasado, en el que las emociones prevalecían a la razón, haciendo que los líderes dominen todos los espacios de poder por más insignificantes que sean, en función de imponer el criterio personal de los dictadores de turno.

El nerviosismo, hastío y agotamiento van llegando a su fin; el aparecimiento de líderes pensadores que con nuevos sentimientos van estableciendo estrategias que se articulan entre sí, dando nuevos valores a los seres humanos que, con mayor sapiencia rescatan su valía y la de su entorno familiar, para no ser sorprendidos nuevamente al tomar decisiones absurdas concediendo el voto a comediantes que solo buscan satisfacer sus necesidades personales.

Cualquier candidato político, con algo de preparación, sabe que necesita tener a su favor la afectividad de la ciudadanía que, no solamente son sujetos pasivos que reciben ofertas y compromisos de ayuda que nunca cumplen, sino que también necesitan intervenir en la política, poniendo sus valores y principios con el fin de rescatar el honor y la dignidad de un país destrozado por un populismo irresponsable que sigue buscando espacios de poder. El liderazgo auténtico está conectado con las emociones positivas de la gente que busca la cooperación de todos y el bien común.