¡A patadas, nada!

Fabián Cueva Jiménez 

Por varias razones nos cuesta creerlo. Nos califican como “El país más violento de la región” y que somos una “enorme morgue”, razón por la que hemos recurrido a declarar un “estado de conflicto armado interno” tratando de disminuir tanto peligro. Si, somos conscientes, estos últimos años han sido extremadamente inseguros, la violencia humana se ha desatado y con ella: daños físicos, sicológicos y muertes, producto de: pobreza, inequidad, corrupción, dejando un panorama de evidente descomposición social.

Los comportamientos individuales y sociales negativos han surgido por contagio colectivo y debilidad humana, dejando reacciones que han sido aprovechadas por grupos con protervos intereses antisociales. Hoy es fácil el uso intencional de la fuerza física y sicológica para reunir lo brutal y lo rudo en acciones diarias que miramos, escuchamos o presenciamos.

La violencia ha sido legitimada, dicen es parte de la “naturaleza humana”, negando que es el entorno el que nos hace cambiar, tanto que, entre nosotros mismos preparamos el terreno para fomentar la agresión en todos los campos, incluyendo el deportivo, al que nos vamos a referir.

Ahora todo es competencia, inclusive en las artes marciales. De ser prácticas de autocontrol, potenciadoras del estado físico, mejoramiento de la autoestima y confianza, coordinadora de reflejos, motivadoras de resistencia y persistencia, preparadora de defensa personal, se han convertido en “técnicas” para el puñetazo, patada, rodillazo, con agresión verbal incluida, verdaderos antivalores, negativos para una buena convivencia.

A nuestro juicio esto ocurrió. Una pelea entre dos seres humanos que ostentaron la representación de países:  el ecuatoriano Marlon VeraChito” y el estadounidense Sean O´Malley, a quienes les llenaron de excesivo triunfalismo, integrándolos a un aparente odio para comercializarlos desproporcionadamente y atraer a millones de personas que miraron o concurrieron dejando réditos económicos elevados, único motivo de la confrontación.

La prensa en general y las redes sociales se repletaron del evento, una empresa (UFC) aseguró una recaudación de $ 13´700.000, aparte de un beneficio de apuestas, con gente que viajó y pagó elevadas sumas de dinero. No faltaron, en presencia o a distancia, políticos y gobernantes: Donald Trump ya en campaña, Daniel Noboa con mensaje de amigo y con alcance político y deportistas futbolistas de prestigio.

Lo que dijeron los actores antes de la pelea nos disgustó mucho. “Chito” a su “enemigo”: “Voy a hacerle un hueco en la cara, a ganar y a patear tu trasero”; para luego de la derrota: “Estabas resbaloso hasta los huesos…¿cuánto gel usaste?” y “Volveré con más fuerza”; mientras el gringo le pedía: “Manda una foto de tu cara” porque “parecías un saco de boxeo…y un vagabundo”. Agresiones y violencia puras, aunque los dos finalmente terminaron con serias lesiones.

La jornada molestó, buscamos y encontramos frases para reflexionar y aplicar al tema: “En los peores tiempos nos hablan con equivocadas frases de patriotismo”, “Nadie puede pensar y pegar al mismo tiempo”, “No podemos admitir la violencia, ni siquiera contra la violencia”, “Con la violencia olvidamos lo que somos”.

Al borde estamos de perder la racionalidad, para no hacerla, pensamos que la única vacuna efectiva es la educación. ¡A patadas, nada! Trabajar en hogares y aulas, es la estrategia.