¿El mal menor o el voto útil?

Ugo Stornaiolo

Con las elecciones cerca, cabe reflexionar sobre la disyuntiva del 20 de agosto: ¿votar por la mafia o por cambiar las cosas? El voto duro pone al correísmo en segunda vuelta. Las cifras de las encuestas varían, de acuerdo con una mayor o menor identificación de esas empresas con los candidatos de RC: sondeos que hablan de una sola vuelta, con más del 40%, de la candidata alfil de Correa.

Otros estudios más serios, mientras tanto, hablan de una reñida lucha por el segundo puesto de tres postulantes: Villavicencio, Sonnenholzner y Yaku Pérez. El resto de los candidatos son comparsas. Topic busca acercarse al electorado con golpes de efecto (fumar marihuana ‘medicinal’, inhibir internet en las cárceles o hablar de Bukele). Los otros -Hervas, Noboa y Armijos- solo llenan la papeleta.

Cabe preguntarse si lo que se está definiendo es un modelo de país para el año y medio de cualquiera de los que capte la presidencia o si se está armando un esquema para muchas décadas, al estilo venezolano, cubano o nicaragüense, bajo la égida del socialismo del siglo XXI, más dispuesto que nunca a retomar el poder para no aflojarlo.

La receta de los encantadores de serpientes se basa en una nutrida población que se acostumbró a bonos y dádivas estatales. “¿Para qué mejorar las condiciones de vida de los desposeídos, si así dan votos?”, reza el lema del Foro de San Pablo y del Grupo de Puebla, que quieren que el modelo del ‘socialismo del siglo XXI’ penetre en todos los países.

Pero hay algo que este grupo no controla: la corrupción. El reciente caso que involucra al hijo del presidente colombiano Gustavo Petro, donde aparece una candidata correísta a la Asamblea, demuestra que las ramificaciones corruptas no son de tiempos recientes, sino que se armaron cuando Odebrecht inició su red de sobornos en todos estos países.

La reflexión que se pide a los ciudadanos, aparte de informarse de propuestas y planes de los candidatos, es la de ejercer un sufragio reflexivo, pensado, evitando que el voto duro del correísmo prevalezca. Es increíble que un 70% del electorado, que es marcadamente contrario al sistema que prevaleció durante la década perdida, permita que ese grupo de dudosa reputación llegue a segunda vuelta.

¿El mal menor o el voto útil? Los electores deben mirar encuestas y ver algunas características: que el candidato no sea marcadamente político, sin intereses particulares ni antecedentes en el correísmo y que sea una buena persona. En estas elecciones está en juego que el país empiece a salir o se hunda definitivamente.