El arte de lo posible

 “La política es el arte de lo posible”, afirmó Otto von Bismarck, pero sobre la misma idea acompañó que “la ambición tiene que ir acompañada de la modestia”. Esto rige tanto para el gobierno como para la oposición, incluso a la beligerante o con aspiraciones revolucionarias marxistas (como la de Iza). “Se nos cae el cielo encima”, con humor se afirma en Asterix, cuando les caen a los galos los romanos, se acaba la poción mágica y aumenta el hambre inconmensurable de algunos de sus personajes de ficción.

En el Ecuador no estamos radicalizados sino atontados. Tenemos catorce años de revolución ciudadana, con Correa y Moreno, que han dejado un país dividido, con instituciones débiles o “tomadas”, robado y endeudado; un pandemia aún no superada, a pesar de la acción positiva del gobierno, pero que ha acentuado la inmovilidad económica del país, el desempleo; cuando apenas se empezaba a salir de esa crisis sanitaria, Iza, los infiltrados tolerados y los delincuentes sueltos y los narcos, mantienen al país alterado y maniatado, imposibilitado de trabajar y prosperar; la invasión de Rusia a Ucrania ha afectado al mundo, a la economía y al comercio del Ecuador; la Asamblea Nacional pierde el tiempo tratando de destituir al presidente Lasso debido a un pasado donde las destituciones y golpes del Estado no han dado frutos positivos; hasta Estados Unidos da malos ejemplos antidemocráticos; para colmo, en Latinoamérica existe una fiebre por un comunismo andino superado. Los auténticos socialistas no se percatan que su enemigo es el comunismo.

El Ecuador ya tiene una deuda externa e interna inmensas, pero con las exigencias de “los pueblos” tendrá que endeudarse aún más. Esto es lo posible. Lo imposible es convertir al Ecuador en un país en donde impere la medicina gratis, la educación universal y gratuita, casa comida y subsidio para todos. Los que callaron durante el correísmo hoy claman justicia, igualdad y libertad. No somos en absoluto inocentes de cómo marcha el país.

Y no olvidar que los autoritarios populistas, con sus odios, han sido lentos, prejuiciados y anticientíficos; por eso han fracasado (Cuba, Venezuela, Nicaragua).