¿De quién es la culpa?

Pablo Granja

La inversión extranjera directa en nuestros países vecinos durante el año 2022 fue:

Colombia: $17.048.000 millones

Perú: $5.138 millones

Ecuador: $788 millones

Esta asimetría coloca al país como la ‘Cenicienta’ del cuento. La confusión aumenta al comparar  la inflación: Ecuador (4%), que es la mitad y la tercera parte de nuestros vecinos Perú (8,3%) y Colombia (12,2%). Conjugando con la situación política reciente, nos asaltan más dudas:

A partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en abril  de 1948, en Colombia se desató un estado de guerra interna generalizado. Los asesinatos, secuestros, extorsiones de empresarios, líderes sociales, policías, soldados, ministros y jueces, eran historia común. No obstante, su población demostró coraje, entereza y resiliencia que no permitió que le venza el miedo. En el Perú luego de acabar con el infame y criminal flagelo de Sendero Luminoso, apareció el de la corrupción; al punto que se produjo una sucesión de 6 presidentes en los últimos 8 años, sumado a un divorcio irreconciliable entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. No obstante los monumentales problemas por los que han atravesado nuestros vecinos, ¡sus economías funcionan!

Otro índice importante es el del salario mínimo, que en nuestro país es de $450, en Perú $269 y en Colombia $242. Con otras obligaciones laborales que las detalla Mario Ponce en su artículo ‘¿Vacaciones de 15 a 30 días…?’ se configura una de las principales razones por las que las inversiones no terminan de aterrizar en el país; ni aparecen nuevos emprendedores, porque los pequeños, medianos y grandes empresarios no quieren crecer; todos buscan achicarse o cerrar. Las cargas laborales vigentes, derivadas del Código de Trabajo que data de 1938, cada vez que es reformado nos aleja más de la posibilidad de volvernos competitivos:

Jornada laboral de 40 horas; 14 sueldos al año; aporte patronal al IESS 11,15%; 1 día adicional de vacaciones a partir del quinto año de trabajo; jubilación patronal de por vida a quienes hayan cumplido más de 25 años en la misma empresa, adicional a la jubilación del IESS. Si esto no es suficiente para desalentar al más valiente, la Asamblea se apresta a tratar nuevas reformas: incremento de 15 a 30 días de vacaciones remuneradas de los empleados del sector privado; incremento de los permisos por fallecimiento del cónyuge o conviviente; permiso con remuneración de hasta 3 días al mes para las mujeres que sufran dolores menstruales, que suman 36 días laborables al año. Estos cupos temporales afectarán a todos, empleadores y desempleados que no podrán acceder a la  contratación por horas para cubrir estas ausencias. ¡Qué manera de fomentar el ausentismo laboral en un país que necesita trabajar más!

Axel Kaiser en su libro ‘El economista callejero’ lo dice muy claramente: “Sin capital e innovación no habría empresas y sin empresas no habrían asalariados como los conocemos hoy”. La propuesta apunta hacia una paulatina destrucción de la iniciativa privada; el Estado deberá asumir la creación de nuevas fuentes de empleo, con la misma eficacia con la que los gobiernos del socialismo del siglo XXI y sus afines conducen a sus países hacia el abismo.

¿De quién es la culpa? De varios: del Ejecutivo demagogo; del Legislativo indolente; de los judiciales contemplativos; de los dirigentes sindicalistas tercos y ambiciosos; de los gremios empresariales tímidos y conformistas, incapaces de exponer y defender la realidad.