Bueno para unos y malo para otros

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Por Alejandro Querejeta Barceló

Si llegara a concretarse la noticia de que Ecuador no se endeudará más, por lo menos este año, sería la mejor, junto con la lucha exitosa por la vacunación contra el COVID-19. Podría sumársele los pasos que se dan para renegociar la deuda con China y desvincularla del petróleo, según informó el presidente Guillermo Lasso en su cuenta de Twitter.

Según el Instituto para la Democracia, “el 70% de la población vive en estados autoritarios o democracias en declive”. Ecuador forma parte de este último grupo. Los antagonismos ideológicos, la corrupción y desequilibrios de poder desempeñan un papel muy importante en esto y también hace lo suyo una economía renqueante.

La estrategia de política exterior del régimen ha sido exitosa en cuanto a una relación consolidada con las instituciones crediticias mundiales, la búsqueda y apertura de nuevos mercados y un admirable pragmatismo principista, como se ve en los vínculos con las grandes potencias económicas y financieras.

Por añadidura, la inflación se mantiene en un bajo nivel y el empleo pleno da síntomas aún discretos de crecimiento. Hay mucha juventud, sin duda ejecutividad y pocos prejuicios en las carteras de gobierno responsables de la economía y las finanzas públicas. Pero todavía hay mucho por hacer y muros por derribar. En el interior del país los problemas socioeconómicos se agolpan y también las amenazas.

La delincuencia común, la violencia callejera y la ligada al narcotráfico se extienden, las tragedias derivadas de las lluvias y los deslaves, la permanente crisis carcelaria, los desencuentros con ciertas alcaldías sobre la educación y la pandemia, el intento de chantaje de ciertos dirigentes de organizaciones sociales y las grietas en los poderes judicial y legislativo son más que notorios. En definitiva, en Ecuador tenemos un escenario bueno para unos y malo para otros. Así va nuestra historia común.

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