Beca Rodrigo Artega

Rosalía Arteaga Serrano

Se fue muy pronto Rodrigo Arteaga. Su contingente era necesario en el quirófano y en la vida, sobre todo en su familia, que honra su memoria. Y precisamente de eso queremos hablar en este artículo, de un acto de generosidad que no tiene mayores precedentes en Ecuador, aunque sí es usual en países como los Estados Unidos de Norteamérica.

Se trata de la decisión de la familia, liderada por el también médico Oswaldo Ramírez Arteaga, quien trabaja con éxito en Canadá, y quien tuvo la iniciativa de crear la beca para el mejor cirujano de la Universidad San Francisco de Quito, como una forma de financiar el talento y también de honrar la trayectoria de un médico impoluto, de un cirujano plástico de prestigio, con un récord de éxitos profesionales impecable.

Asistí a la sencilla ceremonia cargada de emotividad, en la que un joven recibió la beca, con el compromiso de dedicación y esfuerzo que conlleva el recibir un financiamiento que cambia su vida y la de su entorno.

La familia de Rodrigo Arteaga se comprometió a continuar con la iniciativa, es decir becar cada año a un nuevo estudiante destacado en el ámbito de la cirugía, con la esperanza de contribuir a la formación de los jóvenes profesionales que tienen muchos deseos de estudiar, de progresar y que esta y otras becas ponen de relieve como una especie de galardón muy efectivo.

Ecuador necesita de cada vez más profesionales, más preparados en otras disciplinas y que tengan mística por el trabajo y crean en el país. Solo así podremos salir adelante como Ecuador y como ciudadanos integrantes de un colectivo, que se llama nación.

Por todo ello relievamos el gesto de una familia, su decisión de contribuir a la sociedad, de retribuir el esfuerzo de la formación profesional, comprometiéndose con el futuro de la nación.