2022: año de unidad

Los enemigos del Ecuador hoy son más visibles y perniciosos que nunca. El Covid-19, la criminalidad, el narcotráfico, las masacres en las cárceles, la crisis económica y laboral juntas, el fracaso institucional, etc. No pueden ser tarea exclusiva del gobierno; al menos, no de un gobierno que se torne autorreferencial.

Los dramas que hoy enfrenta el Ecuador merecen una respuesta política y compacta  que involucre a todos los sectores. Para hacer esto, no podemos inaugurar el 2022 con las pugnas entre Ejecutivo y Asamblea ni, peor aún, con protestas o actos que desestabilicen al actual presidente. Desde Carondelet debe adoptarse una nueva ruta que denote madurez y sensibilidad hacía la razón de Estado. Una justicia absolutamente parcializada y politizada ha hecho de la suyas a lo largo y ancho del país, ocasionando más injusticias y división nacional antes que imparcialidad y legalidad.

La época de Moreno ha inaugurado, aunque no sea popular decirlo, una serie de apresamientos y persecuciones que deben ser dejadas a un lado para dar vida a un nuevo compromiso nacional capaz de juntar antes que dividir y fragmentar, pues así lo amerita el excepcional período que estamos viviendo.

Para esto urge que la Asamblea, partidos políticos y el actual mandatario trabajen juntos y cedan cuando sea necesario en temas sensibles que podrían devolver la paz y la gobernabilidad al Ecuador. Ha llegado el momento de revisar los casos políticos, entre los cuales hay los que son más relevantes para las principales fuerzas políticas nacionales; casos como el de Jorge Glas y otros, que aún hoy deben vivir exiliados o en las cárceles por haber, por ejemplo, protestado en las calles en contra del expresidente Moreno.

Que se tenga el valor de revisar  con imparcialidad y transparencia  los casos que tienen evidentes tintes políticos y lleguemos a acuerdos políticos que son necesarios. Empecemos a hablar de amnistías dictadas desde la misma Asamblea con el beneplácito de CREO.

Es una deuda con la justicia y con la verdad, puesto que hasta hoy son muchos los que dudan de las condenas y de la transparencia de los juicios. Seguir con división, maquinaciones y obstaculizándose —de parte y parte—, solo seguirá fortaleciendo a los verdaderos enemigos del país.