Descanse en hostería La Estación

Desde el corredor ‘El duende y yo’ de la hostería La Estación se puede observar el extenso valle del cantón Mejía, así como la cordillera de los Andes.
Desde el corredor ‘El duende y yo’ de la hostería La Estación se puede observar el extenso valle del cantón Mejía, así como la cordillera de los Andes.

Mirar la belleza de la cordillera andina, respirar aire puro y estar cerca de las montañas son las posibilidades que le ofrece la hostería La Estación, ubicada en la parroquia de Aloasí (cantón Mejía) a unos 38 kilómetros al sur de Quito.

Este destino, que tiene una oferta de turismo receptivo, de montaña y ecológico, está en un sitio desde donde el visitante puede llegar con facilidad al volcán y nevado Cotopaxi, ascender al Rumiñahui, a El Corazón (este cerro no necesita de guía) o dirigirse hacia Los Illinizas.

Agencias y paquetes
Desde su creación, hace 18 años, La Estación recibe a turistas nacionales y extranjeros, sobre todo a quienes llegan a través de agencias como: Metropolitan Touring, Creter Tour, Ecuandes, Pamir, Explor Andes, Terra Nova, Campus Traking, Instituto Ecuadorian Alpine, Dushman, Yacuamaru, Vía Natura, Suxtreta, Salsa Raicers y Nuevo Mundo.

“Las empresas con las que operamos venden los paquetes e incluyen el hospedaje y la alimentación”, dice Gladys Revelo de Valarezo, propietaria de la hostería, quien comenta que los turistas extranjeros gustan mucho de compartir gratos momentos con una familia ecuatoriana.

La Estación también ofrece su servicio de hospedaje a las empresas asentadas en la zona de Machachi, tales como Panorama Ross, Natu Flor, Alpina y Ecofross.

Una casa de recuerdos
La casa de La Estación perteneció los tatarabuelos de la Gladys Revelo. Es una vivienda de dos plantas, construida en bareque y madera. Fue, además, uno de los primeros hogares que dio posada a los constructores de la línea del ferrocarril, que llegó a Quito en 1905.

Doña Gladys recibió la casa como parte de una herencia entregada por sus antepasados, pero la mantuvo con otra visión.

Hace 18 años en lugar de derribarla comenzó a restaurarla. Habilitó baños en cada cuarto de la vivienda y recolectó recuerdos de sus padres, abuelos e incluso tatarabuelos.

Hoy en los pasillos y en el balcón de la casona, convertida en hostería, se puede admirar planchas que funcionaban a base de carbón, reverberos, piedras de moler, una antiquísima máquina registradora, lámparas, candelabros, teléfonos, bateas, biombos, cajas de madera (que antes servían para transportar las prendas de los viajeros), máquinas de coser y otras antigüedades que deslumbran a los visitantes.

Nombres atractivos
En la hostería llaman la atención, también, los nombres de las habitaciones que están en la casa de dos plantas y que recuerdan ya sea la actividad que antes se realizaba allí o nombres de antiguos parientes, o apodos de quienes habitaron la vivienda.

Entre los más llamativos constan los de ‘Troje’ (sitio donde se recolectaban los productos cosechados), ‘Soberado’ (altillos donde se almacenaban productos), ‘Rosado’, ‘Despensa’, ‘Sarita’, ‘Virgen’, ‘Coquita’, ‘Cristo’, ‘El Ñañón’ o ‘El Arcángel’.

También están el corredor ‘El duende y yo’, la cocina ‘Manina’, el escalón denominado ‘Salta, Camilo, salta’, y el ‘Bar de Pepín’.

Cabañas acogedoras
Hace 15 años, los esposos Valarezo-Revelo construyeron una cabaña en una esquina del terreno. Pero ante la demanda de los turistas, en el 2002 debieron edificar cuatro cabañas. Igual que las habitaciones de la primera casa, éstas también tienen nombres: Rosas, Ciprés 1, Ciprés 2 y Puchi.

Esas cabañas están frente a un pequeño jardín, en el cual se encuentran distintas plantas autóctonas de la serranía ecuatoriana.

Y para semejar que está descansando en medio de la naturaleza, el suave ruido del agua cayendo de una pileta le acompañará en su estadía en La Estación.

Tome en cuenta
Cómo llegar

>> Para llegar a la hostería La Estación existen dos alternativas: recorrer unos tres kilómetros al este del kilómetro 38 de la Panamericana que va de Quito hacia el sur o ingresar por la línea del ferrocarril.

>> Si prefiere la primera opción, puede tomar la Panamericana Sur y llegar al kilómetro 38, hacia una vía que conduce hacia el centro de Aloasí. Allí puede visitar el santuario a la Virgen de Los Dolores. Luego debe continuar por un camino empedrado hasta el cruce de la línea del ferrocarril.

>> Si le parece agradable llegar en tren lo puede hacer adquiriendo los pasajes en la Empresa de Ferrocarriles, en Quito, para que un bus lo lleve hasta la parroquia de Tambillo. En esa estación lo embarcarán en un tren y comenzará a disfrutar de un ambiente y una vista inigualables.

>> Desde Tambillo el tren sale a las 8h00, lo cual le permitirá disfrutar la belleza que ofrecen los nevados Cayambe, Cotopaxi, Antisana e Illinizas.

Una casa con historia
La casa de la hostería La Estación fue construida hace 120 años. Dicha edificación está ubicada junto a la estación del tren en Machachi.