A nuestros lectores, en estos primeros 40 años

Durante sus primeros 40 años, este medio de comunicación, que nació en Quito el 23 de agosto de 1982, vio crecer a más de una generación de ecuatorianos y, junto a ellos, ha evolucionado.

LA HORA fue fundada por Galo Martínez Merchán (+) y la misma empresa que edita sus publicaciones hermanas, los diarios Expreso y Extra de Guayaquil. Dos años después, Francisco Vivanco Riofrío compró el diario. Junto al ‘Doctor’, cientos de profesionales construyeron el grupo que se convertiría en el primer medio nacional del Ecuador, hasta con 12 ediciones regionales impresas día a día.

Sobrevivir el correísmo fue una hazaña de titanes para los medios de comunicación independientes y LA HORA no fue la excepción.

Nada de eso hubiese sido posible sin el trabajo y liderazgo de personas como Juana López Sarmiento, Nicolás Kingman, Alejandro Querejeta Barceló y Francisco Vivanco Arroyo —mis mentores y grandes maestros—, entre muchos otros que nos abrieron camino.

Por ellos y nuestro gran equipo actual, LA HORA se ha consolidado como un medio de comunicación nacional que hace periodismo independiente siempre comprometido con la Democracia y las libertades, que mantiene su presencia regional en ocho provincias y que, desde sus nuevas plataformas digitales, con una audiencia que sobrepasa los 1,7 millones de personas todos los días.

Ahora somos un medio de comunicación nacional multiplataforma. Y el reto es tan grande como siempre lo fue. La industria periodística vive bajo amenazas del poder político, económico y, ahora, la creciente injerencia del narcotráfico y el crimen organizado en todas las esferas de la vida pública y privada.

En esta nueva etapa, la de la pospandemia, nuestro trabajo es el de ayudar a discernir la información relevante, aquella que nos ayuda a tomar mejores decisiones para nuestro presente, nuestro futuro y el de nuestras familias.

En esta edición especial, nos preguntamos: ¿qué se necesita para construir el país que queremos? Y si podemos extrapolar un solo eje, este será siempre la educación.

Nadie puede ser libre sin pensamiento crítico, sin la posibilidad de tomar decisiones informadas, sin la capacidad de cuestionarse. Casi todos los problemas del Ecuador, por lo menos aquellos que no dependen de factores naturales, podrían evitarse o mitigarse —aunque a mediano o largo plazo— con un cambio en el modelo educativo; con educación política, educación en valores, educación lógica, educación cívica…

Arrancamos hoy esta nueva etapa con una larga lista de tareas pendientes, entre las que se encuentra la deuda que, como país, tenemos con la educación y con las mujeres ecuatorianas. Mostrar cómo vive ‘la otra mitad’, ese ‘otro’ que como sociedad muchas veces nos empeñamos en atacar, ocultar, incluso ningunear; esa es también parte de nuestra misión.

Gracias por caminar junto a nosotros.