Mucho interés para pocas vacunas, así pinta la realidad de la pandemia en el país esta semana. El gobierno anunció 86.000 dosis y llegaron 8.000 que, en realidad, si se extraen con cuidado, llegan a ser 9.600.

Quizá no sea posible conseguir más vacunas en estas semanas; quizá el gobierno ha hecho todo a su alcance para gestionar la mayor cantidad de ellas, quizá llegarán el resto de las 78.000 dosis que se ofrecieron hasta febrero. Quizá, en el corto plazo, no quede más que esperar.

Lo que sí debe hacer el gobierno, sus ministros y voceros, es entender que la población, más que vacunas inmediatas, necesita información.

Quito, con cerca del 16% de la población nacional, recibió ayer 682 dosis en seis hospitales; el 6% del embarque. En el país existen 200.000 trabajadores de la salud, de los cuales 39.908 son médicos. La población mayor a 65 años sobrepasa los 1,3 millones; ¿a quién llegarán estas 86.000 dosis?

Muchos reclamaron ayer la prioridad y jerarquía con que cada casa de salud escogió a los beneficiarios de la vacuna. Los médicos posgradistas, aquellos que el Estado se rehúsa a oficializar, que, impagos, trabajaron en salas de emergencia y UCIs en los meses más álgidos de la pandemia se enteraron ayer que “no califican” para la vacuna.

El Ministerio de Salud, en un absurdo y peligroso hermetismo, se rehusa a ‘soltar’ información a una población que clama por respuestas. Ayer no se supo cuántas vacunas irían a Guayaquil y Cuenca ni bajo qué criterios se las repartirá en las próximas semanas.

¿Cuál, exactamente, es el plan de vacunación?

Si sólo vives para tu salud, estás muy enfermo.”

Jeanne Hersch (1910-2000) Filósofa suiza.

Dios es un escándalo, pero un escándalo rentable”.

Charles Baudelaire (1821-1867) Poeta y ensayista francés.