Agosto histórico

Franklin Barriga López

Este mes entraña rememoraciones de hondo contenido cívico, para que se siga consolidando el sentido patriótico y orgullo de pertenencia.

A Quito se le designó Luz de América por aquellas acciones que emergieron el 10 de Agosto de 1809, debido a la participación no únicamente de las élites sino del pueblo llano. Las cosas ya no fueron iguales desde esta manifestación libertaria, camuflada en aparente respaldo a la metrópoli invadida por fuerzas francesas de ocupación.

Esta acción es considerada como el Primer Grito de Independencia en Hispanoamérica, advirtiendo que los precedentes levantamientos de Montevideo (21 de septiembre de 1808) o de Charcas (Chuquisaca, 25 de mayo de 1809) o el de antes (Oruro, 1781), no tuvieron el carácter pionero del de Quito, que desconoció a las autoridades españolas y puso en su lugar a criollos, enarbolando el concepto de soberanía. Así lo refrendó el Acta del Pueblo, suscrita en Quito, en la fecha anotada, a la que Jorge Salvador Lara consideró como la Primera Constitución Política de la nación ecuatoriana, ratificada, en manifiesto escrito, en Cabildo Abierto, en la Sala Capitular de San Agustín, pocos días después.

La importancia de lo acontecido el 10 de Agosto puede apreciarse en la reacción española que hubo y que llegó a niveles de crueldad extrema, luego de que fueron concentradas experimentadas tropas ibéricas llegadas de lejanos lugares. No pocos patriotas pagaron con la incautación de sus bienes, la prisión y hasta con sus vidas. La masacre del 2 de Agosto de 1810 demuestra la trascendencia que tuvo el glorioso hecho de un año antes.

Remembranzas de esta naturaleza demuestran que la libertad se la consiguió luego de sacrificios inmensos, razones suficientes para que este máximo bien sea siempre defendido.

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