BOGOTA
Alvaro Uribe, principal aliado de Estados Unidos en América Latina, inicia este lunes un segundo periodo en la presidencia de Colombia en una ceremonia ‘blindada’ para evitar ataques de la guerrilla, y a la que asisten 11 jefes de Estado, aunque no los mandatarios de los principales países de la región.
En Bogotá, unos 30.000 hombres del Ejército y la Policía mantenían estrictos controles, apoyados por 17 helicópteros en previsión de acciones de las marxistas FARC, a la que se atribuyen en la última semana la explosión de tres coches bomba y ataques contra poblados que dejaron 21 uniformados y 8 civiles muertos.
Uribe, un abogado de derecha de 54 años, quien llegó al poder en 2002 tras prometer la derrota militar de la guerrilla, fue reelecto en mayo pasado con un 62% de los sufragios.
En su discurso, el mandatario que ha logrado reducir los niveles de homicidios y secuestros a los niveles más bajos de los últimos 20 años y que contuvo a la guerrilla, hará una invitación a los rebeldes para negociar, pero dirá que les reclamará «hechos de paz» para que el proceso sea creíble.
«No nos frena el miedo para negociar la paz. Confieso que me preocupa algo diferente: el riesgo de no llegar a la paz y retroceder en seguridad», subrayará Uribe, según una anticipo de su discurso entregado a la AFP.
Un total de 11 presidentes, 4 vicepresidentes y delegaciones de 20 países de América Latina asisten a la ceremonia que se realizará en el Congreso y luego en la plaza de Bolívar y la Casa de Nariño (sede presidencial) en el casco histórico de Bogotá.
Pero entre ellos no se encuentran los mandatarios de Brasil, Luiz Inacio Lula; de Argentina, Néstor Kichner, ni el de México, Vicente Fox, quienes se excusaron de asistir.
Tampoco estará el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien a pesar de representar las tendencias de izquierda que predominan entre los gobiernos de América Latina, ha mantenido una tensa pero cordial relación con Uribe.
La prensa colombiana ha resaltado «la soledad en el poder» de Uribe, con las numerosas «sillas vacías» en la investidura de Uribe, especialmente con la notoria ausencia de los líderes de izquierda.
«Uribe quería tener en su posesión a Fidel Castro y a George W. Bush para subrayar su papel en la región, el hecho de que no vengan, de alguna manera cuestiona y le debe hacer pensar que no esa tan clara esa posición de intelocutor privilegiado de la izquierda y la derecha latinoamericana», dijo el politólogo Miguel Ceballos.
«Eso no pasó, en parte por las coyunturas internacionales pero también por situaciones particulares (…); era difícil pensar en ver sentados en la misma mesa a Alan García de Perú con Chávez, por ejemplo», añadió Ceballos, decano de la Escuela de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Arboleda.
Uribe inició su jornada asistiendo a misa en el templo del Niño Jesús, uno de los santuarios católicos más representativos de Colombia en una barriada popular en el sur de Bogotá.
Luego, dio posesión a su nueva canciller, María Consuelo Araujo, y recibió en la sede presidencial a algunos de los invitados especiales como el príncipe Felipe de España y el presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
Al mediodía recibió a los demás mandatarios para un almuerzo protocolario con todas las delegaciones.
Entre ellos se encontraba el vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, quien estimó este lunes en Bogotá que el gobernante de la isla, Fidel Castro, podría reasumir sus funciones en unas semanas.
AFP