Vitaminas, uno de los descubrimientos ‘más brillantes’ del siglo XX

Todas las vitaminas se encuentran en los productos que consumimos habitualmente, principalmente en frutas y vegetales.
Vitaminas. Todas las vitaminas se encuentran en los productos que consumimos habitualmente, principalmente en frutas y vegetales.

EFE SALUD · Su descubrimiento es una de las áreas de investigación más brillantes del siglo XX y ha dado lugar a varios Premios Nobel.

Antes de conocer el papel que juegan las vitaminas, la gente sufría enfermedades de origen desconocido, pero no fue hasta principios del pasado siglo cuando médicos y bioquímicos empezaron a estudiar por qué algunas enfermedades parecían que estaban provocadas por una alimentación insuficiente, especialmente de frutas y verduras

 

Historia

Este año se celebra el quinto centenario de la primera expedición marítima alrededor del mundo de Fernando Magallanes y Juan Sebastián Elcano, iniciada en 1519.

Cuando, tres años después, en 1522, regresaron a la península, de las cinco naves que partieron, únicamente llegó de vuelta, al puerto de Sanlucar de Barrameda (Cádiz, sur de España), la nave ‘Victoria’.

Muchos de los marineros que integraban la expedición habían muerto por escorbuto. Esta enfermedad que, cuentan las crónicas de la época, era terrible, se agrietaba la piel, los labios, las manos… debido a un déficit de la vitamina C. En la actualidad, se sabe que el déficit de la vitamina C está relacionada con el escorbuto.

Los marineros viajaron con los barcos cargados de especies y padecieron de escorbuto sin darse cuenta que «en la bodega del barco tenían un cargamento repleto de vitamina C, porque el clavo es una de las especies que más vitamina C tienen y con su consumo hubieran evitado esa enfermedad mortal», afirma Bernardo Herradón.

 

Ciencia

Bernardo Herradón García, doctor en Ciencias Químicas e investigador en el Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica cuál es la importancia de las vitaminas para la salud, las consecuencias de su déficit, así como de las sobredosis de vitaminas debidas a modas y falsas creencias.

Pero, lo primero que Herradón quiere resaltar es la importancia del estudio de las vitaminas. «Son uno de los descubrimientos más brillantes del siglo XX y por cuya investigación han sido concedidos varios premios Nobel».

Son 14 las vitaminas que necesitamos suministrar a nuestro cuerpo, pero en cantidades correctas, sin llegar a sobredosis.

«Todas ellas son necesarias, sin ellas podríamos tener problemas de salud, algunos serios y otros no tanto. Pero tampoco tenemos que andar con 14 frascos de productos químicos porque simplemente con la ingestión de una manzana tenemos la mayor parte de la dosis diaria recomendada de vitaminas«, argumenta Herradón.

Una dieta equilibrada, la mejor fuente de vitaminas

Para el químico «existe un mercado de suplementos dietéticos y, entre éstos, los de las vitaminas son los más populares, pero con una dieta equilibrada no hace falta tomar vitaminas envasadas. Solo en aquellos casos en que haya algún problema de absorción o una enfermedad que tenga que ver con el déficit de vitaminas, y siempre bajo prescripción médica».

Todas las vitaminas se encuentran en los productos que consumimos habitualmente, principalmente en frutas y vegetales, por lo que hay que tener cuidado con las sobredosis.

La vitamina B, sin embargo, se encuentra en el pescado, pollo, carne de res, huevos y productos lácteos, «lo que crea un problema a los veganos, que en este caso pueden suplir esta falta con un suplemento dietético«, aclara el científico.

En el caso de la vitamina D, de la que se dice comúnmente que se ha de tomar para fortalecer los huesos.

«Es verdad que la vitamina D fortalece los huesos y participa en la formación del hueso y su mantenimiento. También es verdad que un consumo excesivo puede ser peligroso para la salud”, indica el investigador.

Pero los seres humanos necesitamos poca cantidad de vitaminas porque la alimentación ya nos la proporciona y si recurrimos a suplementos podemos sufrir una sobredosis.

«El cuerpo usa las vitaminas que necesita y que, normalmente, son cantidades de microgramos, es decir, la millonésima parte de un gramo», especifica el científico.

 

 

Hidrosolubles y liposolubles

 

Hay que diferenciar las vitaminas hidrosolubles de las liposolubles por cómo actúan en el organismo.

Las primeras, como su nombre indica, son solubles en agua, por lo que se excretan muy fácilmente porque, al fin y al cabo, nuestro organismo es 70 por ciento agua y, a través del sistema digestivo, se eliminan fácilmente.

Dentro de las vitaminas hidrosolubles encontramos las del grupo B y la C. La primera incide sobre el metabolismo celular e intervienen en la producción de energía y en el funcionamiento de los órganos, mientras que la C participa en la reparación y mantenimiento de los tejidos celulares. Un kiwi, una naranja o una lima puede proporcionar la vitamina C que se necesita.

«Más serio es el tema de la hipervitaminosis de vitaminas liposolubles porque no las eliminamos tan fácilmente y se acumulan generalmente en el hígado que funciona como una fábrica química en la que todo se deposita y se metaboliza. Las vitaminas que pertenecen a este grupo son la A, D, E y K», señala Herradón.

«La vitamina K es importante para la coagulación de la sangre y es inocua. Normalmente no necesitamos consumirla como suplemento a menos que nos lo indique el médico. Esta vitamina suele encontrarse en muchos vegetales».

La vitamina E es una agente antioxidante, evita que las células se degraden por efecto del oxígeno que respiramos y tiene un efecto protector.

Un poco más serias son las vitaminas A y D dentro de las liposolubles; el papel principal de la primera es que es un precursor de las moléculas responsables de la visión, por tanto, para el químico «es necesario un buen consumo de vitamina A para no tener problemas de vista. La vitamina A se encuentra, sobre todo, en zanahorias, tomates o algunas frutas más coloreadas».

«La vitamina D tiene un papel regulador en el organismo, su problema es que, aunque la consumamos en la dieta, normalmente no se suele asimilar bien. Se metaboliza mejor con la luz solar, tomando el sol se convierte en vitamina D, por eso muchas veces hay un déficit aparente de esta vitamina, sobre todo en los países nórdicos”, concluye Bernardo Herradón.