La primera semana de enero Camila cumplió 17 años, lo que jamás se imaginó es que celebraría esta fecha especial en el cuarto de un hospital.
Ella junto a sus dos hermanos, de 25 y 21 años, y sus padres llevan más de dos semanas yendo y viniendo entre Ambato y Quito en donde la adolescente está hospitalizada.
Fuertes dolores de espalda le impedían caminar bien, por lo que acudió al médico quien luego de varios estudios le determinó que tenía atrofia muscular.
La mamá de Camila cuenta que a los 13 años su hija presentó problemas alimenticios y tuvo que ser tratada por bulimia.
Desde entonces ha sido una ardua batalla el que su hija tenga un estilo de vida sano. A este problema se suma el que desde hace alrededor de dos años y medio empezó a fajarse y usar de manera permanente corsés.
“Al principio creímos que era algo pasajero, pero ahora vemos que su salud está en riesgo por usar este tipo de cosas», dijo María Camila, madre de la adolescente.
Problemas
Pero esta realidad es más frecuente de lo que muchas personas creen y Elizabeth, de 29 años, cuenta que desde los 20 años usa fajas modeladoras para disminuir su cintura y acentuar sus caderas.
Pero esta necesidad de verse esbelta tomó un nuevo rumbo y en 2018 empezó a usar corsé y ahora tiene una leve desviación en su columna y una hernia lumbar.
“En el colegio siempre fui la gordita y creo que por eso me obsesioné tanto por tener un buen cuerpo, pero ahora no solo se trata de imagen, sino de mi salud y aunque me está costando estoy dejando de lado el corsé«, sostiene.
Gabriela, de 37 años, tiene una lucha similar, pues lleva dos años usando corsé para poder retomar la figura que perdió luego de su segundo embarazo.
“Empecé con fajas, pero ahora si no llevo puesto el corsé es como si anduviese desnuda. Ahora hasta tengo problemas gastrointestinales y llevo seis meses en tratamiento médico y psicológico para dejar retomar mi rutina normal», cuenta la mujer.
Atención
La doctora Elena Zurita comenta que el buscar un mejor apariencia física, así como el estrechamiento de cintura tiene más que ver con sentirse segura de si misma que en realidad perder grasa en esa parte del cuerpo o tener una vida más saludable.
«Esto no tiene que ver con aportar a un mejor desenvolvimiento del cuerpo, es más bien algo mucho más psicológico y emocional que tiene que ver con la confianza que cada persona tiene consigo misma» explicó.
Comenta que la opresión del corsé provoca que las costillas flotantes vayan cerrándose, comprimiendo así órganos como los pulmones, el estómago y parte del aparato digestivo.
La forma antinatural de está modificada cintura obliga a desplazar y recolocar estos órganos, afectando a su rendimiento habitual y haciendo que su ritmo sea más lento.
Zurita asegura que nivel motriz, el uso del corsé provoca que tanto la espalda como el torso resulten gravemente afectados.
“Los músculos terminan acostumbrándose a la opresión del corsé y esto hace que vayan perdiendo fuerza y tonificación, dependiendo cada vez más de la faja para mantenerse bien recta”, puntualizó. (NVP)
Por qué no usar corsé todo el tiempo
- Problemas respiratorios
Esto causa que las mujeres sufran hiperventilación (respiración intensa y rápida debida a la sensación de falta de aire), hasta desmayos.
- Alteración de funciones digestivas
Cuando el corsé se usa durante mucho tiempo, limita el consumo de alimentos, lo que puede provocar reflujo gastroesofágico, desnutrición o anorexia.
- Desplazamiento de órganos
Por ejemplo, el útero puede ser desplazado hacia la vagina y causar dolor, problemas menstruales, infecciones vaginales e infertilidad.
- Deformación muscular
El prolongado uso del corsé puede causar atrofia muscular severa y desviación de la columna vertebral.
- Obstrucción del flujo sanguíneo
Existe mayor riesgo de desarrollar trombos en las extremidades inferiores y sufrir embolia pulmonar.
Recomendaciones para usar fajas
– No debe ser muy ajustada.
– Verifica que esté fabricada con materiales de alta calidad y que permitan la correcta oxigenación del cuerpo.
– Prueba que con la faja puedas realizar actividades muy comunes como agacharte y no tener que sufrir por ello.
– Úsala de forma gradual, es decir, primero una hora, después dos y así hasta que tu cuerpo de adapte a ella.
– Verifica que luzca bien con la ropa puesta, ya que podría aumentar esos rollitos que quieres cubrir o crear nuevos en zonas en las que no los tenías.