Universitarios con problemas económicos con el regreso a clases presenciales

El espacio es aprovechado al máximo para todas las actividades.
Lugar. El espacio es aprovechado al máximo para todas las actividades.

En un pequeño cuarto de cuatro metros cuadrados que fue adaptado a manera de mini departamento se encuentra un espacio para lo que sería el dormitorio, un pequeño mesón con lavabo y un baño. Así son la mayoría de lugares donde les toca vivir a universitarios que decidieron estudiar fuera de su ciudad de origen

Con el retorno a clases presenciales miles de jóvenes universitarios debieron retomar su vida alejados de sus familias, situación que genera un gasto para sus padres que vieron afectados sus ingresos a raíz de la pandemia.

Carol Escobar es ambateña, ella cursa el octavo semestre en una universidad de Riobamba, su presupuesto para vivir de lunes a viernes es de 170 dólares al mes, esto incluye 90 dólares para pagar el arriendo y el sobrante para alimentación, copias e insumos que se necesitan en la carrera.

“La pandemia ha afectado a la vida familiar, mi mamá y mi hermana dejaron de trabajar, pero ventajosamente mi hermano cuenta con un empleo estable y es quien sigue sosteniendo nuestra economía, además, de la ayuda de mi hermana y mamá que ahora tienen trabajos de medio tiempo o esporádicos”, contó Escobar.

 

Precios altos

Este regreso a clases presenciales tiene un escenario distinto, pues a los gastos habituales se sumaron el alcohol y las mascarillas, además, de la sorpresa de que los precios de víveres, verduras, frutas y comida preparada están más altos.

Francisco Cortés es oriundo de Salcedo, estudia en séptimo semestre de Ingeniería Industrial, él contó que este regreso supuso nuevos retos en el momento de ahorrar, debido a que todos los costos se han elevado.

“Hay muchos alimentos que han subido de precio, por ejemplo, el aceite antes costaba dos dólares y medio, pero ahora ha subido a casi tres, y pasa lo mismo en todos los productos que son necesarios para la cocina”, aseguró Cortés.

Para este joven los fines de semana se han convertido en una oportunidad para generar recursos que le ayuden a su estadía en Ambato, pues los utiliza para trabajar en cualquier actividad donde le paguen.

Jennifer Barahona es de Lago Agrio y estudia en sexto semestre de Psicología, ella comentó que luego de la pandemia los recursos para subsistir mientras estudia lejos de casa disminuyeron, mientras que los precios aumentaron, lo que la obligan a economizar, dejar de lado actividades de distracción y no comprar comida preparada.

Nicole Calapaqui es estudiante de Ingeniería Industrial, su presupuesto para subsistir en Ambato es de 130 dólares mensuales, esto se debe dividir entre el pago de arriendo y comida. “Ahora sí es más caro, antes en la universidad se encontraban lugares económicos donde se podían ir a comer cuando no se podía regresar a la casa a cocinar, ahora todo cuesta más y en los víveres la situación es igual”, aseguró. (AVI)