Los cambios drásticos en la educación no solo llamaron a la adaptación a los niños y jóvenes, sino también a los docentes.
Con el cierre de las aulas a fin de proteger del contagio a los estudiantes y maestros, las brechas en la educación y la falta de herramientas se evidenciaron, así lo reconoce Daniela Caiza, profesora de una escuela rural, quien nunca se imaginó que su trabajo cambiaría tanto.
En las primeras semanas de la educación en casa, ella buscó alternativas, pero no pensó tener que utilizar diferentes plataformas virtuales, lo cual tuvo que aprender de inmediato.
“Buscamos alternativas para hacer más llamativa la clase, pero sabemos que no es lo mismo”, dijo.
Para ella lo más importante era el acompañamiento a los estudiantes en el aprendizaje y lamentablemente en el sector rural no tienen la conexión suficiente, por ello desde tempranas horas de la mañana recorre las comunidades en busca de sus alumnos para entregarles las guías pedagógicas, pero sobre todo para poder conversar y conocer en qué hace falta reforzar.
“Al recorrer hay un alto riesgo de contagio, pero tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad”, comentó.
Según la profesora, muchos docentes que ni siquiera tenían celulares con internet ahora deben conectarse siempre con datos móviles para estar pendientes de cualquier requerimiento. (FCT)