Un 25% de la población está en riesgo de sufrir un ictus a lo largo de su vida

El ictus es una enfermedad prevenible en la mayoría de los casos y muchas de las secuelas que deja pueden revertirse con terapia intensiva
El ictus es una enfermedad prevenible en la mayoría de los casos y muchas de las secuelas que deja pueden revertirse con terapia intensiva

El ictus es una enfermedad de riesgo al ser la segunda causa de muerte en todo el mundo y la primera causa de discapacidad. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) unas 110.000 personas sufren un ictus en España cada año, de las cuales al menos un 15 % fallecen y un 30 % queda con dependencia funcional.

Se trata de una patología con unos índices muy altos de mortalidad y discapacidad pero que se puede prevenir en más de un 80 % de los casos mediante la adopción de medidas cerebrosaludables.

Para reducir su impacto, es fundamental acudir a urgencias en cuanto se experimenten los primeros síntomas.

Sin embargo, solo un 10% de la población española sabría definir correctamente qué es un ictus y solo un 50 por ciento sabe reconocer algún síntoma de esta enfermedad.

El ictus se puede prevenir con medidas cerebrosaludables

“Se estima que, en todo el mundo, un 25% de la población está en riesgo de sufrir un ictus a lo largo de su vida”, señala la doctora Mar Castellanos, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología.

Se trata de una enfermedad en la que la edad es uno de los principales factores de riesgo.

Debido al progresivo envejecimiento de la población española, se estima que en los próximos 20 años aumente cerca de un 40% el número de casos

“No obstante, la edad no es el único factor de riesgo”, puntualiza la experta.

“Más del 80% de los ictus se podrían evitar con medidas como dejar de fumar, limitar el consumo de alcohol, realizar ejercicio de forma regular, seguir una dieta mediterránea, evitar el sobrepeso y el estrés crónico, y controlar adecuadamente la tensión arterial, el azúcar y el colesterol”, añade.

Dos de cada tres personas que sobreviven a un ictus presentan secuelas

En España, dos de cada tres personas que sobreviven a un ictus presentan algún tipo de  secuela, en muchos casos discapacitantes.

Además de la pérdida de fuerza, son muy comunes otras como depresiónproblemas de memoriaafasiaespasticidad (rigidez y tirantez de los músculos que interfiere seriamente en la capacidad para realizar actividades diarias).

Más de un 62% de los supervivientes a un ictus en España tienen problemas de movilidad y casi un 60% dificultades para realizar sus actividades cotidianas.

Pero el mensaje positivo, recuerda la doctora Mar Castellanos, es que “además de que se puede prevenir, hay formas de reducir significativamente su impacto”.

Reconocer los síntomas de un ictus, acudir cuanto antes a Urgencias, las terapias reperfusoras y el manejo de los pacientes en Unidades de Ictus, son aspectos que mejoran sustancialmente el pronóstico.

Síntomas del ictus

El ictus es una enfermedad tiempo-dependiente, es decir, cuanto más temprana sea su detección, el acceso a las pruebas y al tratamiento, mayor será la probabilidad de sobrevivir y mayor también su superación sin secuelas importantes.

En este sentido, la activación del Código Ictus en todas las CCAA y la implementación de Unidades de Ictus por todo el territorio estatal han permitido mejorar de forma notable los tiempos entre que se detectan los primeros síntomas y se inicia el tratamiento, así como el pronóstico de los pacientes.

La SEN recuerda que los síntomas del ictus generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque su tipología depende del área del cerebro que se vea afectada, los principales son:

  • Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender.
  • Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades.
  • Alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual.
  • Pérdida brusca de la coordinación o el equilibrio.
  • Dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.

Tratamiento

El tiempo de reacción también es fundamental para la correcta evolución y tratamiento de las secuelas que provoca. Secuelas que, en muchos casos, impiden a las personas afectadas por un daño cerebral llevar una vida autónoma.

Sin embargo, y tal y como señalan desde el Centro Europeo de Neurociencias, con terapia intensiva muchas de esas secuelas pueden revertirse en tan solo algunas semanas de trabajo.

El objetivo es ayudar a las personas a recuperarse de los daños cerebrales que les pueden impedir andar, hablar, comer o conducir, por ejemplo.

“La terapia intensiva no es aún una práctica muy conocida ni común en la neurorrehabilitación e implica ciertos gastos que muchas entidades no pueden asumir, pero es importante saber que ahí se encuentra una solución”,  apunta José López Sánchez, cofundador y director técnico de CEN.

Es una enfermedad altamente prevenible y tratable: más del 80% de los ictus se pueden prevenir con la modificación de los hábitos de vida ligados a la promoción personal de la salud.