El 70% de venezolanos en Ambato trabajan en la calle

Situación. Los extranjeros suelen ubicarse en las avenidas más transitadas de la ciudad.

Camilo, es un joven venezolano de 22 años que se dedica a limpiar parabrisas en las principales calles de Ambato.

Sin importar el sol o la lluvia, su trabajo inicia a las 08:00 y termina pasadas las 17:00 todos los días.

Las monedas que logra juntar sirven para comer y pagar el arriendo del lugar donde vive junto a otros tres de sus compatriotas.

“Los días malos no se reúnen ni cinco dólares, pero no hay más oportunidades para nosotros que estar en la calle”, contó.

El joven llegó a Ambato a finales de 2020, como muchos de sus coterráneos, en busca mejores días para él y su familia.

 

Realidad

Según las cifras del Consejo Cantonal para la Protección de Derechos de Ambato (Ccpda), el 70% de los venezolanos en el cantón se dedican a laborar en las calles para sobrevivir.

Desde mayo del año anterior la entidad, junto con la Organización Internacional de Migrantes (OIM), realiza un levantamiento de información socioeconómica cada tres meses.

El primero se realizó en mayo de 2020 y el último hace dos meses, en todo este tiempo se ha recabado información de aproximadamente 500 personas cabezas de familia.

“Un 90% de las personas están domiciliadas y quieren quedarse en Ambato, el 10% restante es población que viaja de ciudad en ciudad”, aseguró Kléver Peñaherrera director del Ccpda.

Además, explicó que alrededor del 80% de los migrantes que están en la ciudad son bachilleres, el porcentaje restante son profesionales y personas con nivel primario.

Los migrantes que no tienen trabajo estable se dedican a la venta informal de diferentes productos, entre otras actividades, en las calles de la ciudad.

La falta de trabajo genera más inconvenientes como falta de educación en los niños, mala alimentación y más conflictos.

 

EL DATO
La OIM ha estado presente en Ecuador desde 1965 
desarrollando diversos proyectos y programas de apoyo.

 

Migración 

La emergencia sanitaria agrava la situación de los migrantes en la ciudad.

Así lo asegura Gregorio, venezolano de 37 años, quien afirmó que hasta enero de 2020 tenía un trabajo estable que le permitía vivir tranquilo en la ciudad.

“Con todo lo que pasó me despidieron y no he podido encontrar otro trabajo, nos toca salir a vender en las calles para sobrevivir”, mencionó.

Gregorio vende franelas, fundas para basura, papel higiénico, entre otros productos y también suele ir al mercado Mayorista para trabajar como estibador. (RMC)