La pandemia por COVID-19 causa un sinfín de daños colaterales desde que inició en confinamiento, la subida de peso en los niños es una de las consecuencias, entre miles que existen.
Aunque para los padres, ver a su hijo un poco más subido de peso es normal y un alivio de creer que tiene buena salud, no siempre es así. Todo depende del metabolismo de cada persona.
El sedentarismo, comida rápida, inclusive la depresión que puede sufrir un niño por no llevar una vida de interacción a su edad puede ser causal para que suba de peso exageradamente y afecte su salud.
Un estudio realizado en época de confinamiento a 41 niños y adolescentes con obesidad investigó sobre el estilo de vida con respecto a la dieta, la actividad y el sueño se recopiló tres semanas.
Las preguntas se centraron en la actividad física, el tiempo de pantalla, el sueño, los hábitos alimenticios y el consumo de carne roja, harinas, comida chatarra, frutas y verduras.
Los resultados confirmaron el cambio negativo que marca el encierro, lo que indica que los niños pueden sufrir de obesidad si están en casa, más que cuando van a la escuela.
Pero la idea no es regirse a recetas de comida saludable, retos de actividad física lanzados a través de las redes sociales o forzar a los más pequeños a cumplir rutinas de entrenamiento para bajar de peso.
La idea es aprovechar el confinamiento por Covid-19 para captar aquellas señales que pueden advertir de que sus hijos tienen o pueden sufrir un problema de sobrepeso u obesidad e impulsar un cambio de hábitos sin tortura.
Es importante que los padres tomen en cuenta que la subida de peso en los niños es un trastorno silencioso y que no puede pasar desapercibido si lo detectan.(CNS)
¿Cuáles son las alertas?
Si el niño está muy centrado en la comida o está todo el día comiendo.
Pierde el interés por las cosas como jugar, moverse.
Se vuelve perezoso para caminar o cumplir una orden, no descansa bien.
Cuando no está comiendo está en su celular o la computadora.
Las prácticas más comunes de que gane peso
-Los niños que dedican a los dispositivos móviles y a la tele más de 12 horas a la semana duplican su riesgo de obesidad.
-Si tienen un progenitor obeso multiplican por 3 su riesgo de subir de peso.
-La falta de horas de sueño también se relaciona con el aumento de peso.
-Beber más de dos refrescos azucarados a la semana se asocia con un aumento del 4% de la masa grasa.
-No hacer alguna actividad física como jugar al menos una hora al día eleva significativamente el riesgo de sobrepeso y obesidad.
-No consumir diariamente fruta y verdura es sinónimo de una alimentación deficiente.
-Comer dulces, alimentos procesados, fritos, productos ricos en azúcares, patatas fritas… todos los días o de forma habitual también eleva notablemente los índices de obesidad.
Recomendaciones
-Observe los horarios y controle los horarios de la comida.
-Varíe y combine frutas, verduras, y grasas de forma llamativa para que sienta gusto al comer.
-No lo obligue a terminar todo lo que le sirve si ya no desea.
-Acompáñelo por minutos en sus actividades ya sean escolares o de juego.
-Establezca el horario de descanso obligatorio en las noches.
-No le de azúcares o comida difícil de digerir en las noches, menos antes de acostarse
-Cree en él el habito de hidratarse y tomar agua de acuerdo a su saciedad.
-Coman en familia las mismas cosas.
-No descuide las emociones y ayúdele a que salgan a flote, acompáñelo.