Los hábitos de los padres: influencia en la obesidad infantil

Estado. Los niños siguen el ejemplo de los padres, si comen mal, ellos también se alimentarán mal.

EFE SALUD · Los hábitos evolucionan con el cambio de la sociedad. La ingesta de productos azucarados, dietas poco recomendables y la escasa actividad física cada vez están más presente, sobre todo en los más pequeños.

La obesidad infantil es una de las patologías que más preocupan a los profesionales médicos, un problema que no solo deriva de la mala gestión de nuestras costumbres, sino también de la carga hereditaria y la gran influencia que tienen los padres.

La obesidad afecta al 10% de niños y niñas con edades comprendidas entre los 2 y los 17 años.

“Ciertas actitudes se interiorizan desde muy pequeños y se acaban trasladando a la edad adulta mediante ese factor de imitación”, explica el doctor y asesor nutricionista del proyecto Copa CovapAntonio Escribano, respecto a la influencia de los padres en los hábitos de los hijos.

 

¿Por qué se descuida la alimentación de los más pequeños?

Los niños son imitadores de los comportamientos de los padres y si ven que sus padres hacen una cosa ellos la hacen igual. Hoy en día los padres comen mal, hay casas que la verdura ni la prueban y la ingesta de alcohol es desorbitada. Los niños toman esa referencia que creen que está bien.

Los pequeños responden muy mal a la verbalización, pero responden bien a la ejemplificación. Ir a favor es sencillo e ir a contracorriente es más complicado.

 

EL DATO
La obesidad infantil afecta al 10% de los niños de entre 2 y 17 años.

 

¿Por qué a los niños no les gusta cuidar su estado físico?

Por el aumento de las tecnologías y el sedentarismo. La miopía infantil ha crecido más de un 30% en los últimos años. Esto significa que el ojo humano no esta preparado para estar delante de una pantalla todo el día. Estos problemas de visión indican un sedentarismo que hace muchos años no existía.

Los niños hacen deporte, pero no como una actividad continuada. Antes jugaban en las calles, ahora solo asisten a su clase de fútbol y al llegar a casa no hacen nada más.

Comen mucho, peor y se mueven menos. Si estas tres cosas se revirtieran la obesidad infantil remitiría.

 

¿Qué problemas de salud futuros pueden tener los niños con obesidad?

Sobre todo problemas metabólicos. La diabetes tipo 2 antiguamente solo se daba en gente mayor, y esporádicamente, pero hoy en día es frecuente en gente joven.

También hay problemas cardiovasculares, de tensión alta, colesterol, problemas de hígado, es decir, problemas a nivel de funcionalidad del organismo.

La obesidad es un lastre que adelanta que muchos problemas genéticos se van a producir e instaura otros problemas que una persona no iba a tener nunca. Es más, una de cada cuatro muertes es responsabilidad de una mala alimentación.

 

¿Se culpa de la obesidad infantil a la existencia de alimentos azucarados?

Hay que concienciar de que hay alimentos con azúcar, como el fideo y las papas, que tienen almidón con moléculas que tienen azúcar. Y eso la gente no lo sabe.

Luego están los alimentos puramente azucarados como las golosinas. Nuestro organismo no entiende bien esta cantidad de azúcar y al final todas las hormonas que controlan eso no pueden y acaba en diabetes.

Si este azúcar se consume, pero se quema durante el ejercicio, pues al final acabamos empatando. Pero cada vez el ejercicio es menos y acaba en problemas.

 

¿De qué forma ha afectado el confinamiento en los hábitos de las familias y sus hijos?

La gente ha preferido comer y comer antes que leerse el Quijote. Se han dedicado a cocinar mal, a competir por ver quién hacía el mejor pastel, y esto ha sido un problema. Si comes grasa y no la quemas engordas.

Si tu no utilizas el auto y le sigues echando gasolina el depósito rebosa, y así rebosa la grasa en el cuerpo humano. La comida no entra sola en tu boca, sino que eres tu quien la ingiere. Si esto lo controlas, lo controlas todo.

 

¿Cuál es la receta de la vida?

Nosotros somos omnívoros, es decir, necesitamos a otro ser vivo de alguna manera para obtener energía.

Debemos comer entre tres y cuatro frutas, y verduras dos veces al día. Con eso ya tenemos el 60% de la alimentación. La carne y el pescado debe comerse de cuatro a cinco veces a la semana; el huevo de tres a cinco días; la pasta, arroz y papas dependiendo del ejercicio físico.

 Si haces más pues más, si haces menos hay que reducir. Los lácteos obviamente todos los días y los frutos secos un puñado bien pequeño al día. Esta es la receta de la vida, la clave de una vida entera.