El abecedario de la felicidad

EFE Salud · Cuando se habla de felicidad, se suele tender a subestimar la complejidad del propio concepto. Sin embargo, la felicidad ha sido objeto de estudio y de reflexión durante siglos, por lo que, pensar que se la puede encasillar dentro de una única definición hermética es una idea poco realista.

Silvia Álava Sordo, doctora en psicología clínica y de la salud, y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, hace un recorrido sobre algunos de los elementos que la componen.

 

Abecedario

 

Amor: Una de las palabras fundamentales en relación con la felicidad. Darlo y recibirlo. Muchos lo consideran como el pilar elemental de la felicidad, más allá del amor romántico. “No se trata únicamente del amor en pareja -precisa Silvia Álava-, hay muchos tipos de amor. Se puede ser muy feliz sin tener una pareja, uno de los mitos que más se suele relacionar con la felicidad”.

 

Bienestar: Según la Real Academia Española, es el “conjunto de cosas necesarias para vivir bien”. “La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida”, añade la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otra parte, no podemos hablar de bienestar si no hay asimismo bienestar emocional.

 

Compasión: Ser compasivos hacia los demás está muy ligado a la empatía y a saber perdonar, factores concluyentes en la construcción de la felicidad. La autocompasión es algo que solemos obviar, a pesar de que es igual de importante, considera Silvia Álava.

 

Dinero: ‘¿El dinero da la felicidad?’ La eterna y enigmática pregunta ya convertida en todo un tópico. A pesar de la multiplicidad de respuestas contrapuestas, según diversos estudios, podemos concluir que el dinero no sirve para comprar la felicidad, pero sí da bienestar.

 

Empatía: Es la capacidad que nos permite “ponernos en la piel” de otra persona para comprenderla mejor. Esto nos hace más tolerantes en las interacciones sociales.

 

Fidelidad: “Ser fiel a nuestros pensamientos, a nuestros valores y a nuestros ideales es importante”, remarca Álava. La tranquilidad de conciencia y las emociones positivas asociadas a ser uno mismo son parte de la fórmula de la felicidad.

 

Gratitud: Existe una correlación directa entre ser agradecido y ser feliz. “La gratitud es saber dar las gracias. Pero no ‘gracias’ por mera educación, sino ese ‘gracias’ que te sale de dentro cuando, tras un ejercicio de introspección, reconoces lo que los demás han hecho por ti y agradeces lo que tienes”, explica Álava.

 

Humor: También pone Silvia aquí el acento. El sentido del humor y la risa tienen una influencia directa sobre la salud física y mental. “Tener sentido del humor es tener la capacidad de ser críticos y ver una situación desde otra perspectiva. El hecho de ver las cosas desde otras perspectivas nos ayuda a desdramatizar situaciones”, explica.

Inteligencia emocional: Este concepto, tan analizado y evaluado desde que hace décadas lo acuñó Goleman, se traduce en la capacidad del ser humano de percibir, gestionar y comprender las emociones propias y ajenas. Silvia Álava hace una consideración al respecto: “La inteligencia emocional no es solamente estar alegre. Nos enseña a utilizar las emociones a nuestro favor”.

 

Jovialidad: La juventud no es sinónimo de felicidad, pero sentirse joven por dentro puede serlo. Envejecer con actitud jovial, sintiendo que tiene fuerza y energía para afrontar todos los retos, afecta de manera positiva a su felicidad.

 

Kinestesia: Es una disciplina de la ciencia que se enfoca en estudiar el movimiento humano. “Podemos relacionarlo con la felicidad en el sentido de mantenernos siempre activos, no parar quietos”, explica la psicóloga. Y es que una de las claves para vivir feliz y saludable es mantenerse siempre activo, tanto física como mentalmente.

 

Logros: Establecer metas, tener objetivos y propósitos que le ayuden a sentirse, en general, realizado y feliz. “Cuando somos capaces de valorar las cosas que hemos conseguido, nos sentimos mucho mejor en el día a día”, subraya Silvia Álava.

 

Motivación: La motivación es el motor de la acción y el principal requisito para poder llevar a cabo sus objetivos y alcanzar aquellos logros que le hacen feliz, definen los expertos. Desmotivado está lejos de poder ser felices.

 

Neurofelicidad: Es una disciplina aplicada emergente que consiste en explicar los mecanismos biológicos cerebrales que subyacen detrás de la felicidad. En esta disciplina, se considera que la felicidad no se origina en la experiencia o en las circunstancias, sino que es el producto de un proceso químico en el sistema nervioso, describe la experta.

 

Optimismo: “Es la capacidad de ver el lado positivo de las cosas y es una de las actitudes mentales que nos ayudarán a ser más felices”, afirma Álava. Una persona optimista es capaz de interpretar la realidad de una forma más beneficiosa para sí misma, evitando dejarse llevar por pensamientos negativos que distorsionan la realidad.

 

Perdón: “Perdonar significa dejar de llevar a nuestras espaldas una mochila llena de agravios”, explica la psicóloga. El perdón es una decisión que le libera de todas aquellas emociones que le lastran y le impiden avanzar. Conseguir desarrollar esa “capacidad de perdonar a los demás y sobretodo de perdonarnos a nosotros mismos, juega un papel crucial en nuestra felicidad”, añade.

 

Resiliencia: Uno de los elementos que influyen en su felicidad es la sensación de que es resilientes ante la adversidad. Tener esa “capacidad de salir fortalecido ante una situación vital estresante o traumática” es una forma de gestionar positivamente el fracaso y afecta de forma positiva a su felicidad, estima la experta del Centro Álava Reyes.

 

Salud: Definida por la OMS, como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, es uno de los aspectos a los que más importancia dan las personas en relación con la felicidad.

 

Tiempo: Tener tiempo libre aporta felicidad, pero en su justa medida. “Si tienes muchísimo tiempo libre porque tienes muy pocas cosas que hacer, el tiempo se devalúa y deja de tener ese cariz que nos está aportando felicidad”, razona Silvia Álava.

 

Único: “Sentirnos únicos es importante para sentirnos feliz”, explica Álava, quien considera crucial darse cuenta de que usted es el único responsable de su felicidad y tiene la responsabilidad de decidir qué actitud tomar ante cualquier circunstancia que le presente la vida.

 

Vínculos: Las relaciones que establezca son un componente fundamental en la construcción de su felicidad. Silvia Álava acentúa la importancia de “mantener vínculos de seguridad: vínculos con nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hijos… pues tener vínculos con los demás fortalece mucho”.

 

Zen: Una de las enseñanzas más importantes del budismo es reconocer la existencia del sufrimiento para poder transformarlo. En lugar de oprimir su sufrimiento, si lo acepta, podrá transformar el dolor en felicidad y esto se puede lograr a través de la práctica del mindfulness o conciencia plena, tal y como explica el maestro zen, Thich Nhat Hanh, en su libro ‘Sin barro no crece el loto’.