Muchas veces se escucha como algo normal que comer calma la ansiedad y es un método para tranquilizarse, otras personas dicen en este estado ansioso sienten más hambre, sin embargo hay diferencia entre lo que pide el cuerpo y la mente.
En estos momentos de emergencia sanitaria por la pandemia de hace más de un año, muchos casos de este trastorno se registran en las familias por lo que no hay que dejarlo pasar como algo normal.
Sin embargo, los especialistas aseguran que no todo es ansiedad sino que las emociones se representan a través de este trastorno alimenticio por lo que es bueno diferenciarlo.
Generalmente, en esta situación de hambre emocional se consumen alimentos altos en grasa y azúcar como un fármaco. Es normal y a todos nos pasa, es una respuesta fisiológica dada por el sistema de recompensa y estos alimentos, además de otros mecanismos de acción, liberan dopamina que da una sensación de alegría dice la nutricionista Belén Sánchez.
“Cuando esto sucede es importante identificar aquello que nos está llevando a escondernos en esta compensación ya es una mala relación con la comida y con nosotros mismos. No hay emociones buenas o malas, solo son eso, emociones y hay que saber etiquetarlas (miedo, enojo, tristeza, culpa, etc.) para actuar frente a ellas”, aseveró la especialista. (CNS)
¿Qué hacer?
Buscar alternativas no alimentarias
Desvincular la emoción de la comida
Reprogramar el sistema de recompensa cerebral
Aceptar que puede aparecer porque somos seres emocionales y no sentir culpa por ello.
¿Cómo diferenciar la clase de hambre?
Física Emocional
-Se incrementa de forma gradual y -Aparece de repente y es urgente
puede esperar.
-Queda satisfecho con cualquier -Antojo de algún alimento específico y
alimento consumido . -luego de comer no desaparece.
-No se come nada en exceso. -Queda insatisfecho pese a comer .
-No existe culpa después de comer . -Siente vergüenza y miedo luego de
comer algo.