El rol del padre ha evolucionado

La presencia del padre en la vida de sus hijos es esencial para que crezcan felices.
Importancia. La presencia del padre en la vida de sus hijos es esencial para que crezcan felices.

Daniel Quinatoa tiene 39 años, es divorciado y su expareja esposa viajó a Europa poco antes de la pandemia dejándole a sus dos hijos de 10 y 7 años, en ese entonces.

La situación ha sido complicada, pero cuenta que es una experiencia inigualable el poder ser parte tan presencial del crecimiento de sus hijos.

“Los hombres hemos sido criados para ser proveedores y reprendedores, pero esas son realidades que debemos ir cambiando, pues nuestro rol en el buen desarrollo de nuestros hijos es esencial, hay que dejar de pensar que solo la mamá es indispensable en el buen desarrollo de los hijos», puntualizó.

El actual rol del padre

Para el psicólogo Jesús Vintimilla, el rol paterno en la familia cumple un papel fundamental que acompaña, complementa y completa el rol de la madre.

El padre desempeña una función imprescindible en la familia, tan importante como el de la madre, aportando experiencias, actitudes y situaciones necesarias para el buen funcionamiento del sistema familiar.

“La sociedad ha cambiado tanto que así como la madre dejó de cumplir únicamente un papel como ama de casa y cuidadora de los niños, los padres también han evolucionado a ser simple proveedores y ahora está comprobado que su presencia en el hogar como un ser que aporta afecto, cuidados y amor genera hijos más seguros y felices”, puntualiza Vintimilla.

La importancia que juega el rol del padre en la vida de sus hijos se ha indicado como un factor protector para su desarrollo.

Según estudios sobre el tema, los niños y niñas cuyos padres se han mostrado emocional y físicamente accesibles, presentes y activos en el ejercicio de su rol, evidencian mayor tolerancia a eventos estresantes, tienen una mejor adecuación al mundo que los rodea, poseen una autoestima y confianza en si mismo mucho más desarrollada.

Así mismo, cuando tienen una relación positiva con un padre altamente comprometido con su rol, se asocia mayor capacidad cognitiva (sobre todo las verbales), mayor empatía, creencias sexuales menos estereotipadas y mayor capacidad de autocontrol.

 

Ser papá significa ser cercano, interactuar con el hijo, tener un rol normativo, 
ser modelo de lo masculino, de una forma de ver, estar e interactuar en el mundo, 
y eso incluye la amistad.

 

La forma en que los padres juegan con sus hijos e hijas también tienen efectos directos en su desarrollo: debido a la tendencia paternal de apoyar las conductas exploratorias y novedosas, combinado con la preferencia por enriquecer las actividades más cotidianas, incentivan la resolución de problemas, agudiza la capacidad de análisis, desarrollan la curiosidad por su entorno y mejora sustancialmente su capacidad de adaptación.

El psicólogo Jesús Vintimilla sostiene que hay varios puntos que permitirán al padre ser una fuente de seguridad y bienestar para sus hijos, entre ellos están:

 

  1. Ser modelos a seguir

Según algunos especialistas del comportamiento, el niño tiende a imitar consciente o inconscientemente a aquellas personas de las que percibe protección.

Es decir, nuestros hijos nos imitan de forma natural, así que es normal que terminen caminando como nosotros, hablando como nosotros, resolviendo las diferencias como lo observan en casa, y es de esta forma que inspiramos las costumbres que seguirán con ellos a donde quiera que vayan.

Por eso es importante saber cómo se actúa, pues por medio del ejemplo que nuestros hijos asimilan hábitos, costumbres y el sentido de responsabilidad.

 

  1. Ser motivadores

Por la confianza que nos brindan nuestros hijos, nos convertimos en las personas de más influencia en sus vidas, por lo tanto, en la máxima fuente de inspiración.

Por esta razón, debemos ser las personas que más motivamos sus vidas. Motivamos con afecto, con palabras, acompañándolos en los momentos más importantes y participando e interesándonos en sus actividades deportivas y artísticas, etc.

La sola presencia del padre en la vida de los niños se convierte en una poderosa fuente de motivación.

Este proceso crea vínculos significativos en la familia y propicia recuerdos que se guardarán para siempre.

 

  1. Ser mentores

Los padres se convierten en mentores cuando tienen presencia en la vida de los hijos y estos se sienten cómodos caminando junto a ellos.

Un buen mentor los ilumina para que reconozcan que pueden ser mejores, los fortalece en medio de desafíos, los mueve a la excelencia y les permite contar con los elementos necesarios para orientarlos a la superación personal y al fortalecimiento de sus propios proyectos de vida.