Recicladores ven en la basura su única forma de supervivencia

El aporte que estas personas realizan al diferenciar el reciclaje representa un menor índice de contaminación para el cantón.
LABOR. El aporte que estas personas realizan al diferenciar el reciclaje representa un menor índice de contaminación para el cantón.

Con el andar cansado, una funda y un palo así circula María Montalvo por las calles del sur de Ambato en busca de desechos reciclables.

Entrar a los contenedores para lograrlo es parte de la rutina, “voy reciclando ya cinco años, me he enfermado, me he cortado, se corre peligro, pero no hay trabajo y yo debo reunir para el arriendo sino, dónde vamos a vivir mi hijo y yo”, dijo la mujer.

Es que María cría a su hijo de 13 años, quien asiste al colegio. A las 06:00 ella está en pie y para las 13:00 ya ha recorrido varios kilómetros recolectando botellas, cartón, papel y claro algo de comer cuando la gente caritativamente le regala.

María asegura que tanto ella como su hijo, quien la ayuda por la tarde hasta cerca de la medianoche, comen siempre que la gente les ofrece “alguna cosita”.

En este caso, la mujer de 60 años recolecta material con el fin de obtener lo suficiente para alcanzar entre 80 y 120 dólares que le sirven para pagar el arriendo.

“Papito Dios me acompaña, con mi hijo salimos de noche o madrugado, él sabe pasarme un banquito para poder meterme en los contenedores y cuando no avanzo uso un palito para ayudarme”, indicó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por la rudeza que implica su diaria labor.

 

CIFRA
250  RECICLADORES  De base han aceptado ser catastrados, 
de estos 25 han conformado una asociación que recibe beneficios 
por trabajar bajo la formalidad.

 

 

Comer o pagar un arriendo

A la altura de la avenida Quis Quis, está Vicente Pérez, un hombre que pese a trabajar reciclado, mantiene su aspecto limpio, empujando un improvisado coche cuenta que aunque eran pasadas las 10:00 no había desayunado, debía seguir circulando porque, “de esto como, tengo que seguir recogiendo para sacar para el almuerzo al menos”, dijo.

Es la premisa de la que Vicente se ha sujetado y claro, alimentarse es vital por lo que no paga arriendo pues vive a la sombra de un árbol en el sector de El Socavón, norte de Ambato, desde donde a las 07:00 sale y “camino largo todito y voy subiendo a Huachi, si no llueve circulo hasta las 18:00”.

A sus 62 años y pese a contar con una licencia profesional de conducción tipo E, Vicente no ha podido encontrar trabajo por lo que desde el inicio de la pandemia decidió empezar a reciclar.

 

 

EL DATO
Las personas interesadas en catastrarse pueden acercarse 
a la entidad, asimismo, podrían ser parte de la asociación 
ya establecida o formar otra que les permita de todos modos 
contar con el apoyo, capacitación y vigilancia de la Gidsa.

 

 

“Yo manejaba un camioncito a Cuenca y tenía mi cuartito, pero desde que me despidieron no tengo otra oportunidad, tuve que ponerme a reciclar para salvar la comida porque no me alcanza para pagar un arriendo, ahí en el árbol tiendo unos plásticos, una cobija y duermo, tengo miedo pero, más miedo me da dormir en la vereda”, contó Vicente.

Dependiendo de lo que haya podido recolectar, alcanza a cobrar un diario de entre 7 y 8 dólares “cuando hay bastante, de lo que vendo me voy a comer en el mercado y compro mis cosas de aseo y jabón para lavar la ropa, ahí en El Socavón hay una piedra que ocupo para eso. Gracias a Dios no me he enfermado, siempre uso la mascarilla cuando tengo que entrar ahí, porque ya destapar mismo el contenedor sale mal olor”, contó mientras empujaba un carrito metálico que una persona le obsequió, y que él “ahorrando, ahorrando, le puse llantitas y así ya recorro nomás”, agregó.

 

 

 

Problemas y enfrentamientos

Estas historias se unen a las de un ciudadano que prefirió reservar su identidad por temor a represalias, pero contó que cuando se encontraba dentro de un contenedor fue sacado bajo amenazas por otro reciclador que era extranjero.

“Este tacho está en mi ruta sal de ahí o te saco a cuchillazos”, le habría mencionado el desconocido, por lo que salió. “Yo traía dos fundas llenitas de plástico que vine recogiendo de la Bolivariana y me quitó diciendo que eso yo había sacado de ahí y que era de él”, aseguró.

Cuando este medio de comunicación intentó conversar con un reciclador que se movilizaba en moto, de nacionalidad extranjera, dijo “no, no, no, yo no voy a conversar nada luego molestan los de ambiente”, arrancando su motocicleta que llevaba detrás una canastilla metálica y se fue, por lo que no se pudo conocer la realidad de los extranjeros que se sostienen de esta actividad. (MAG)

 

 

Duro esfuerzo y baja paga

A decir de los recicladores, el kilo por plástico de botella recolectado oscila entre 35 y 40 centavos de dólar, el kilo de cartón se paga entre 7 y 13 centavos, mientras que las fundas son recibidas en los centros de acopio por 10 a 18 centavos.

En el caso de una de las recicladoras, debe reunir 80 kilos de reciclaje al mes, lo que representa el equivalente en peso a cerca de cinco tanques llenos de gas de uso doméstico, para solventar el arriendo de su vivienda.

 

 

 

Organización y asociación

María José Estrella, gerente general encargada de la Empresa Pública Municipal de Gestión Integral de Desechos Sólidos (Gidsa) de Ambato, aseguró que “son 250 los recicladores que tenemos catastrados, se hizo la invitación, pero no todos quisieron registrarse”.

Explicó que existe una asociación denominada ‘Guaytambitos’ que está legalmente constituida y que cuenta por el momento con 25 socios, lo que “les permite generar seguridad, equidad en cuanto a los recursos, que una acopiadora legal les paga un poco más que las informales, el trato es mucho mejor además de que cuentan con la ayuda de la Gidsa cuando por ejemplo, hay grandes volúmenes les colaboramos con transporte”.

Y es que Estrella hizo hincapié en que si bien en ninguna ordenanza se establece que reciclar es legal, la ardua labor de estas personas representa un beneficio ambiental.

“El que puedan diferenciarse los desechos significa menos impacto de contaminación y que esto no llegue al relleno”, insistió.