Prioridades

La llegada de las primeras vacunas contra el covid a nuestro país, entraña un mensaje de esperanza. El Gobierno ha establecido un orden prioridades para su aplicación que debe ser estrictamente observado; así, habiéndose determinado que en primer lugar se la debe suministrar al personal médico que enfrentó y continúa enfrentando la enfermedad con decisión y sacrificio, lo menos que se puede hacer por ellos es evidenciar nuestra gratitud por su generosa entrega.

Luego ha determinado otros sectores poblacionales como receptores prioritarios de la vacuna, sin embargo, considero que no se ha tomado en cuenta a un sector importante de la población: aquel de las personas, servidores públicos y privados, que para que la sociedad funcione, aunque con limitaciones, todos los días están al frente de un puesto de trabajo, en contacto continuo con decenas de personas que acuden a ellos en procura de atención, y que igualmente se encuentran permanentemente expuestos al contagio. Ojalá por lo menos en las inmediatas etapas de aplicación se tome en cuenta a este sector de nuestra comunidad.

Pero más allá de esta consideración, es necesario insistir en que la vacuna no es la solución del gran problema que nos agobia; que por sobre todo, hemos de procurar mantener las reglas que han sido determinadas por nuestras autoridades: que el distanciamiento social es indispensable; que nuestra presencia en la calle debe seguir siendo excepcional; que el cuidar de nuestro aseo personal es fundamental y sobre todo, tener presente que esta experiencia nos ha hecho pensar en la importancia que cada uno de nosotros tiene para el bienestar de los demás; que hemos de cuidarnos para no causar daño a otras personas, en un ejercicio práctico y fácil de solidaridad.

Si después de esta experiencia no podemos sentir que somos mejores, que actuamos mejor, de nada ha servido tanto dolor y sufrimiento.