No botes, tu voto

La democracia no se agota en las elecciones, pero son una condición necesaria para su existencia y permanencia. Eso significa que se deben realizar de manera periódica, libre, transparente, en un contexto de seguridad y dignidad mientras se desarrolla la campaña electoral.

La alternabilidad es una de las virtudes de la democracia, así como la de procesar las diferencias con el uso de mecanismos y procedimientos que revalidan la paz, a diferencia de las dictaduras y el fascismo. Por tanto, las elecciones son fiestas cívicas, en las cuales la población celebra la posibilidad de decidir sus destinos mediante el voto, así como el de sus conciudadanos. Los ganadores de la contienda reciben la confianza de sus votantes por un periodo de tiempo, situación que no les exime de rendir cuentas y abrir siempre las puertas de sus oficinas a la población. Sin embargo, quienes ganan las elecciones gobiernan de la misma manera para todos.

La democracia nos permite estudiar las propuestas de los candidatos antes de votar. A diferencia de lo que ocurre en una dictadura, en la que hay una sola opción, nadie escruta nada acerca de sus gobernantes y además se asiste a las urnas de manera obligatoria y cooptada.

Las dictaduras se justifican a sí mismas con elecciones controladas y ficticias, y con resultado anticipado. Al contrario, en democracia la elección es un derecho mientras que en los regímenes de facto es la supervivencia para los aprendices de dictadorzuelos. Por estas razones, la democracia debe ser valorada en su máxima expresión y estar en proceso de mejoramiento permanente. La democracia no es eficaz por sí sola; requiere demócratas y ciudadanos. La democracia solo mejora “con más democracia”.

Es necesario implementar en todos los niveles de formación académica una cátedra de ciudadanía, en la que se estudie la democracia como un deber cívico, como un medio y también un fin para vivir en un contexto de respeto, derecho y cumplimiento de deberes. Solo así, nadie botará su voto a futuro.