El ‘pelusa’

Tenía listo mi artículo –de tinte político- para el día de hoy, pero la sorpresiva muerte de diego armando maradona me hizo recular y escribir algo relacionado a este triste acontecimiento. Odiado por unos, amado por muchos, dieguito no dejaba indiferente a nadie. Su azarosa vida, que el mismo maradona la resume así: “estoy arrepentido del 99% de todo lo que hice en mi vida, pero el 1% que es el fútbol salva el resto”.

Sin lugar a dudas, el fútbol es el deporte más influyente en la vida de la mayoría de personas, donde los estadios son templos sagrados que sustituyen a la propia iglesia los domingos, y cuyos jugadores son ídolos de masas, y maradona es considerado un dios. Para los argentinos la figura del ‘pelusa’ maradona perdurará hasta la eternidad, con un nivel de idolatría digno de los profetas divinos o los dioses de la antigua grecia.

Se han vertido comentarios cáusticos sobre su vida privada: sus excesos en el comer, beber, fumar; su relación con dictadores como fidel, chávez, maduro. Estuvo entrando y saliendo de centros de recuperación. La fama le mareó desde muy temprano y no supo manejarla, le marcó un gol olímpico.

Los aficionados al fútbol no juzgamos a maradona por su personalidad, su carácter o sus excentricidades. No nos interesa saber si fue borracho, drogadicto o polígamo. Nuestro juicio no se basa en la conducta humana, esta es tarea de las escuelas dominicales. Nuestro criterio, en fútbol, solo se basa en saber que maradona fue el jugador más sobresaliente de su época. No nos interesa sus defectos, es más no nos importa. Nos importa su genio.

Como escribe jorge baldano, su compañero en la selección gaucha: “el futbolista no tenía defectos y el hombre fue una víctima. ¿de quién? De mí o de usted, por ejemplo, que seguramente en algún momento lo elogiamos sin piedad”.