Resurgir de las cenizas

Destrucción. Varias construcciones quedaron derrumbadas por el terremoto.
Destrucción. Varias construcciones quedaron derrumbadas por el terremoto.

Ambato ha sufrido varios terremotos, pero el de 1949 es el que marcó un episodio aparte dentro del imaginario e identidad de los ambateños, los relatos de quienes sobrevivieron se pueden leer en varios libros y artículos.

Las anécdotas van desde quienes lograron salvar sus vidas hasta de aquellos que recuerdan a un Ambato que enseguida escarbó entre los escombros, rescató a sus familiares y horas después se levantaron e iniciaron con el comercio.

FRASE
“Las casas, templos, escuelas y colegios, edificios públicos, parques y mercados, calles y carreteras fueron barridos, como si de un inmenso manotazo, un monstruo apocalíptico hubiese pasado sobre ellos, vedando su existencia sobre la tierra, todo cambió de fisonomía, no más belleza, no más verdor, no más alegría”
Olga Molina Gómez
Libor ‘Terremoto de Ambato de 1949 imágenes y vivencias

Historia

El primer movimiento sorprendió a los ambateños a las 14:00 del 5 de agosto, 10 minutos después el terremoto de 6,8 grados en la escala de Richter destruyó gran parte de la ciudad y cubrió todo con una nube de polvo.

En el libro ‘Terremoto de Ambato de 1949 imágenes y vivencias’ de Olga Molina Gómez se recogen varias situaciones de los días previos, del mismo momento del terremoto y los días posteriores.

“Las casas, templos, escuelas y colegios, edificios públicos, parques y mercados, calles y carreteras fueron barridos, como si de un inmenso manotazo, un monstruo apocalíptico hubiese pasado sobre ellos, vedando su existencia sobre la tierra, todo cambió de fisonomía, no más belleza, no más verdor, no más alegría”, así es como Molina describe el momento del terremoto.

De esto las cifras arrojan 5.050 muertos, 100 mil personas que se quedaron sin hogar, alrededor de 2 millones en pérdidas y un Ambato destruido en un 75%.

El artista plástico Francisco Suárez recuerda el momento mismo del terremoto, pues él se encontraba camino a sus clases de dibujo y por esto comentó que no sintió el primer movimiento.

“Un taxi se paró a lado mío y me dice que mire como se estaban cayendo las lomas del Pilisurco y una parte del Casigana, había mucha tierra. Cuando miré como se caían tejas y macetas, lo único que pensé fue en correr para encontrar a mi familia, iba por la mitad de la calle Cevallos para evitar que me cayera algo”, contó Suárez.

Al llegar encontró cerrado el taller de su padre, luego corrió hacia la casa de sus abuelos en la calle Castillo y Juan Benigno Vela, donde vio que su papá traía en brazos a su madre.

“Ella estaba toda herida, según me dijeron una puerta le cayó encima, pero esta ayudó a protegerla de las demás piedras que siguieron cayéndole, le rompieron la cabeza y los brazos”, contó.

FRASE
“Cuando miré como se caían tejas y macetas, lo único que pensé fue en correr para encontrar a mi familia, iba por la mitad de la calle Cevallos para evitar que me cayera algo”, Francisco Suárez

Imágenes de dolor

Molina dentro de sus relatos transporta a la ciudadanía al triste 5 de agosto y describe como varios familiares se hacían espacio a través de los escombros y quitaban piedras y madera, aún con el riesgo de que una parte de lo que fue la casa les caiga encima.

Pequeños niños lloraban por las calles llamando a sus padres, muchas madres desesperadas buscaban a sus hijos: ancianos en estado de shock caminaban sin rumbo, familias completas se arremolinaban en los parques: Montalvo, 12 de Noviembre, Cevallos, Plaza Urbina y en cuanto lugar abierto que encontraban”, contó Molina.

Celina Silva tenía 15 años cuando le sorprendió el terremoto, ella contó que en ese momento se encontraba junto a su hermana recogiendo hierba y leña, y vieron como las montañas se movían mientras escuchaban un gran ruido.

“No sé cuántas horas tuvieron que pasar para que llegue a mi casa, en donde mi mamá lloraba porque creía que estábamos muertas, pero por la voluntad de Dios seguimos aquí. Luego del terremoto la recuperación fue dura, pues por muchos meses tuvimos que vivir en carpas porque todo se vino abajo”, contó Silva.

Jorge Ortiz, historiador ambateño, recuerda al 5 de agosto como un día que cambió definitivamente a Ambato quitándole mucha de la arquitectura colonial que tenía. “La verdad es que la Junta de Reconstrucción conducida por nuestro querido Obispo deja mucho que desear, porque se reconstruyeron ellos, pero no mucho a Ambato que ya no volvió a ser el mismo”, mencionó.

Luego del terremoto fue con su familia a la estación del tren donde se quedaron a vivir por tres meses, aquí vio algo que lo impresionó. “A las cuatro de la tarde del mismo día de la tragedia, donde se veían cadáveres por todos lados, ya había gente que gritaba vendiendo comida, desde ahí Ambato resurgió”, contó.

FRASE
“Luego del terremoto la recuperación fue dura, pues por muchos meses tuvimos que vivir en carpas porque todo se vino abajo”
Celina Silva

Levantarse

Este aspecto de comercio y de tratar de reponerse en el momento mismo también se lee en el libro de Olga Molina que habla de la noche del terremoto en los alrededores del parque Montalvo, donde a lo lejos se veía un destello de luz que provenía de un bracero con una olla.

“No se sabe de donde consiguió llenar su gran olla con agua fresca, la puso al fuego y esperó pacientemente; ya el agua se encontraba en ebullición, entonces tomando unas hojas del naranjo que los cobijaba de la intemperie, las lavó cuidadosamente del polvo, las hechó en la olla junto con la escasa porción de azúcar, y ya tenía una rica tizana que comenzó a vender a los friolentos paisanos por unos cuentos centavos”, escribió Molina.

Para Gerardo Nicola el terremoto de 1949 golpeó fuerte a la ciudad, pero también enseñó que se debe luchar. “A nosotros el terremoto nos dañó físicamente, pero aprendimos mentalmente como sociedad a ser más intuitivos y comprender un poco mejor las cosas”, manifestó.

Nicola comentó que desde su punto de vista el terremoto permitió concretar espacios importantes como el colegio Guayaquil, la quinta de Agricultura, varias escuelas en diversos lugares. “Hay un deseo de que se haga otro tipo de vida, de que evolucionemos”, aseguró.

FRASE
“A las cuatro de la tarde del mismo día de la tragedia, donde se veían cadáveres por todos lados, ya había gente que gritaba vendiendo comida, desde ahí Ambato resurgió”
Jorge Ortiz