Sometidos estamos, por culpa de la pandemia, a sintonizar todo lo que se publica en la televisión, prensa, radios, internet, whatsapps, y a cobijarnos con la nube que nos obliga a criticar lo que ciertos actores, por fortuna no todos, dicen a mansalva para transmitir sus opiniones , maltratando muchas veces nuestro hermoso idioma, con expresiones que ellos piensan orientan debidamente criterios y acciones.
Se sigue y seguirá celebrando el aniversario de la llegada de los españoles a la morada de nuestros antepasados, descubrimiento que se transformó en conquista, imponiendo costumbres, su idioma, su religión, creando lo que se llamó el nuevo mundo y llevándose de acá a su viejo mundo primores y tesoros que enriquecieron también las cortes y principados, a pesar de que la pureza y principios humanos de las razas descubiertas, tardaron cientos de años en ser evaluados como merecían.
El idioma español se impuso a los idiomas nativos en la mayor parte de la geografía que luego se bautizó como América olvidando a la sagrada Abya Yala por el sur y a CemAnahuac por el norte.
En fin, estos recuerdos históricos, en la rememoración de actos criminales cometidos por desadaptados allá por octubre 2019, no justifican que los mismos de aquel entonces sean infiltrados por quienes fungiendo de dirigentes de comunidades destruyan bienes públicos que nos pertenecen a todos, que en el centro Histórico de la querida ciudad de Quito se cometan atentados y queden libres.
Tampoco es deseable que nuestros ancestrales lemas sean manipulados por cronistas de espacios televisivos y le digan al tele espectador, Dios mediante, mañana nos vemos, o si Dios lo permite mañana estaremos con las últimas noticias, insinuando que es un creyente fiel alejado del maligno, que piensa que el Creador que todos llevamos dentro de nuestra condición humana está obligado a ejecutar lo que nosotros debemos hacer, desviando el fundamento mismo de la creencia en el Ser Supremo.