Ignoramos la historia

Hemos desechado conocer la Historia. El ‘Octubre Rebelde’ amenaza una nueva incursión en recordación de octubre 2019, en el que grupos indígenas promovieron un acto justo de resistencia que, desgraciadamente, terminó en vandalismo, saqueos, incendios y subversión, producidos o incitados por infiltrados, lo que no excusa los resultados, sino que demuestra la aparente ineptitud, tal vez artimañas, de los líderes Iza y Vargas.

Este octubre hubo una manifestación en la que se trató de derrocar en Quito el monumento a Isabel la Católica y se lo manchó con tinta roja, con el argumento de que ella promovió la conquista española y cometió genocidio de noventa millones de habitantes precolombinos, hace quinientos años.

Isabel la Católica fue reina de Castilla de 1474 a 1504. Eficiente gobernante, centralizó competencias que antes ostentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana y llevó a cabo una reforma económica para reducir deudas heredadas; ganó la guerra de Granada (al reino nazarí de Granada); y concedió apoyó a Cristóbal Colón en la búsqueda la Indias Occidentales lo que llevó al descubrimiento de América, por casualidad, y que tendría como consecuencia la conquista. Desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia católica y su causa de beatificación está abierta. Sus contemporáneos de ella dijeron: “De modestia y mansedumbre admirables”; ”Esta mujer es fuerte, más que el hombre más fuerte”. De las reinas de España la más famosa, fundamental para entender el paso de la Edad Media a la Moderna de España.

Cuando muere, en 1504, no se había fundado Quito. Ella dictó leyes sociales para humanizar la conquista. Hace quinientos años el mundo era otro, la barbarie y salvajismo imperaban en las conquistas. Somos el resultado de tales acciones. Con el criterio de los destructores de monumentos también habría que derrocar el monumento al Inca Atahualpa, descendiente de crueles conquistadores.

Tenemos una identidad distinta a los españoles y primitivos habitantes del continente americano: somos el resultado de un proceso de mestizaje de etnias diferentes.