A quien le toque pagar la deuda

Se acercan las elecciones y conviene evaluar bien a quién se confiará el timón del país en el chuchaqui de la pandemia. El panorama financiero es complicado, especialmente por lo que está en juego: la vida, salud, educación y la subsistencia de millones de ecuatorianos.

Las arcas fiscales, ya abrumadas incluso antes de la propagación del virus, continuarán convaleciendo por años. El Estado ha hecho cierto esfuerzo por reducir su peso, pero no logrará cubrir el ‘hueco’ sin fondos externos.

Para esto, hace varias semanas se anunciaron nuevos desembolsos de los multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento; y, la semana pasada, la renegociación con los tenedores de bonos, con mejor plazo, interés e, incluso, una reducción de $1.500 millones.

Sin embargo, quedan dos conclusiones claras: que la renegociación, ‘reperfilamiento’ y nueva deuda deberán pagarse en el futuro, parcialmente desde 2022, aunque el peso mayor llegaría a partir de 2025; y que el país necesitará aún más ‘recursos frescos’. Es decir, nueva deuda con condiciones menos que ideales, considerando que los ingresos tributarios continúan a la baja y el riesgo país supera los 2.700 puntos.

Al próximo gobierno le llegará la cuenta y tendrá que generar, no solo suficientes ingresos para pagarla, sino también la confianza para que regrese la inversión extranjera directa, se fortalezca la producción e innovación y apoye sectores vitales pero deprimidos como la agricultura. Solo esto le dará al país una oportunidad para romper el perverso círculo vicioso del sobrendeudamiento.

A menudo es más fácil para la gente enfrentar al pasado que al futuro.

Martha Nussbaum (1947- ) Filósofa del derecho y la ética; EE.UU.

Tener un chivo expiatorio es útil mientras todos crean que es culpable.

René Girard (1923-2015) Historiador y filósofo; Francia.