Luto en el periodismo

Cuando abatido por las noticias de la semana: corrupción en la adquisición de insumos hospitalarios; irregularidades en la emisión y uso de carnets de discapacidad; incremento de contagios en distintos lugares; insuficiencia de la capacidad para atender a la población, revisaba las opciones que me permitirían alguna reflexión sobre esa penosa realidad, recibo la noticia del fallecimiento de dos estimados miembros del periodismo local: Carlos Pangol y Juan Galora.

Con tristeza, comencé a recordar algo de la trayectoria de cada uno de ellos: Carlos, hombre afable y respetuoso, lo que le hacía a la vez respetable; quien nunca buscó ni su figuración, ni vendió imágenes maquilladas de sus entrevistados; inteligente y agudo, sin llegar a incomodar a quien estaba frente a sí; lo único que pretendía era llevar al público una información imparcial y veraz. Lo recuerdo cuando compartimos los primeros años en el Diario La Hora. Hizo de su labor, no una profesión sino una misión y una ocasión de servicio a la colectividad.

Juan Galora, Juanito como lo conocíamos, fue igualmente ejemplo en su trabajo periodístico particularmente en el área deportiva; con un talante alegre buscaba no solamente la noticia, sino exaltar los valores deportivos y estimular a los jóvenes para esforzarse en las prácticas y alcanzar los mayores logros. Animador permanente de la organización social, buscaba integrar a la gente alrededor de objetivos comunes siempre positivos.

Cuando recuerdo brevemente la trayectoria de estas dos personas, encuentro en ellos un denominador común: su honradez, cual si su enseña habría sido la de honesta pobreza y que cuando lamentamos su desaparición pero encontramos en ellos valores auténticos, tenemos la certeza de que hay personas sencillas que al final de su vida limpia, con la tristeza de su partida, nos dejan la esperanza de que no todo está perdido.