¿APRENDEREMOS?

Una sociedad en guerra -esta vez contra un enemigo invisible- logra. en poco tiempo, avances tecnológicos, políticos y sociales que, bajo circunstancias normales, tomarían años. Los primeros cambios positivos ya se ven. Se ha reducido la contaminación ambiental< y ha mejorado la calidad del aire en todo el mundo.

Las consecuencias de las decisiones que se tomen en estas semanas serán de largo plazo, ante lo que nos planteamos, ¿qué mundo habitaremos cuando pase la tormenta? Las disyuntivas son muchas, pero una fundamental nos enfrenta a un sistema de supervigilancia autoritario, o uno democrático que dé poder a la gente.

Ambos modelos funcionan. En China, el estado policial total; mas en Corea del Sur, Taiwán y Singapur se controló la pandemia con información transparente y la voluntad de un público educado. Una sociedad motivada y bien informada suele ser más poderosa y eficiente que una sumisa e ignorante.

¿Qué tal si, durante esta crisis, nuestros gobernantes se dan cuenta de que cada dólar que se gasta en el ‘circo’, propaganda y entretenimiento podría invertirse en la educación?

Otro factor que genera autorregulación es la confianza. Confianza en que la información no nace viciada, en la ciencia y sí, también en los medios de comunicación. Aquella confianza que nuestra clase política, por años y de manera sistemática, logró destruir. Cuidado esos mismos políticos opten por el autoritarismo, so pretexto de esta crisis.

Bajo circunstancias normales, retomar esa confianza tomaría años. Sin embargo, y por suerte, estas no son circunstancias normales. ¿Haremos lo mismo con la educación?

“No hay felicidad o infelicidad en este mundo; solo hay comparación de un estado con otro”.

Alejandro Dumas

Escritor francés (1802-1870)

“Nada hay que ocupe y ate más al corazón que el amor”.

Umberto Eco

Semiólogo italiano (1932-2016)