Totalitarismo puro y duro

El problema de los flujos migratorios es gravísimo, quizá el mayor reto que hoy enfrenta el mundo. Sudamérica lo experimenta a diario en virtud de la crisis económica, política y social que vive Venezuela. Se trata de un reto humanitario al que los países que forman el Grupo de Lima no han podido administrar, en parte debido a acuerdos de integración previos que nunca tuvieron en cuenta que un fenómeno semejante se les atravesara en el camino.

Las normas legales que se anuncian y discuten, motivadas por los brotes delincuenciales que se registran, han disparado la incertidumbre entre los emigrantes; alguno ha llegado a definir la situación como de “puro racismo”. Es imposible no dolerse ante el aumento de la xenofobia y ante el dolor que el rechazo provoca en tanta gente. La diplomacia regional hasta ahora ha sido un instrumento ineficaz en cuanto a buscarle una salida.

Es algo relacionado con la inseguridad y la baja autoestima. El dolor y la vergüenza, un sentimiento nefasto se mire por donde se mire, se aúnan ante una tragedia de la que el régimen dictatorial caraqueño obtiene pingües beneficios: abre sus fronteras a la migración masiva e indiscriminada y luego recibe millones de dólares por concepto de remesas familiares.

No es una cuestión inmoral, sino amoral. Limpia al país de desempleados y posibles opositores, así como de delincuentes. Es la estrategia de la “olla de presión”: cuando es mucho el vapor, las válvulas de escape ayudan. La diplomacia habitual del Grupo de Lima no tiene cómo entender, enfrentar y tratar de resolver una cuestión tan grave y atípica. Son regímenes democráticos lidiando con un totalitarismo puro y duro.


Dichas que se pierden son desdichas más grandes”. Pedro Calderón de la Barca Dramaturgo y poeta español (1600-1681)

El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)