Dr. Julio César Trujillo

“Me podrán decir viejo, pero no ladrón”. Respuesta concluyente a individuos faltos de ecuanimidad acudiendo al insulto, menospreciando un perfil humano con honrada entrega al servicio público, inmutable atención y auspicio a los trabajadores, defendiendo la justicia y sus derechos. Personalidad única, jamás podrán lograr mentes desadaptadas llenas de odio plasmado en injuria, mentira, deshonestidad. Quienes estudiamos en las aulas universitarias de la PUCE en la década de los sesenta, tuvimos la grata oportunidad de relacionarnos con compañeros muy inteligentes; recibir conocimiento de innegables maestros; obtener firme personalidad con prestantes ciudadanos académicos que, con pensamiento y voz, nos ratificaron decididamente: Solidaridad, respeto a los Derechos Humanos, dignidad, superación, civismo y fe. Allí estuvieron los doctores Juan Larrea Holguín, Julio César Trujillo, Alberto Luna Tobar, Luís Orellana, entre muchos otros de afectuosa recordación. Ha muerto uno más de los grandes de la nación, la colectividad sigue perdiendo verdaderos patriotas, insignes educadores, ilustres hombres democráticos, sabios integracionistas de un país destrozado por ideología ilusoria y siniestros coidearios. Resonemos esta frase: “Nos educan quienes nos quieren brutos, nos dan justicia aquellos que no la quieren, nos cobran impuestos quienes se lo dilapidan, representan a los trabajadores quienes los han empobrecido y nos endulzan los oídos con propuestas quienes nos han llevado a la decadencia crónica”. Manuel Adorni. Y, sin ambages, la imprudencia humana del irrespeto por el odio escrito, verbal, físico, debe ser juzgado radicalmente, coincidiendo que: “La ciencia debería dejar de analizar la inteligencia animal y comenzar a estudiar la estupidez humana”.