Lavado de cerebro

Así lo hicieron en Cuba, Venezuela, China y Unión Soviética, lavar el cerebro de la población desde temprana edad, convencerles de que el sistema político que habían instaurado era la salvación de la patria y han utilizado siempre el término “revolución”, les adoctrinaron ideológicamente para que esos niños crezcan con un concepto parcializado de la historia y utilizaron un método maquiavélico, los textos escolares, y es que lo mismo pasó en Ecuador, resulta que en escuelas y colegios se tenían que hacer tareas con los “logros” de la “revolución ciudadana” se debían diseñar trabajos que resalten los atributos del “Socialismo del Siglo XXI” y lo mas cínico es que además de ello tenían que hacer un eslogan que muestren los valores sociales de la revolución describiendo cómo se superó el “rezago de décadas en el país”, pues en efecto, así de sin vergüenzas fueron las autoridades de educación, son tan sesgadas las interpretaciones que utilizaban mensajes subliminales calificando a otras corrientes como por ejemplo; que el neoliberalismo generó un “aumento de la pobreza” y “condiciones tristes”, además, fueron tan desvergonzados que se atrevieron hacer una “sopa de letras” de los expresidentes en donde se tenían que encontrar palabras de contexto negativo y asociarlas algún ex mandatario, adicionalmente en los mismos textos incluyen hasta una caricatura donde se interpreta a la empresa privada llenándose los bolsillos. Estos textos fueron elaborados en el 2016 y si bien en teoría está prohibido esta metodología pedagógica lo que hizo el Gobierno de Correa es saltarse filtros. Menos mal ante la presión que se generó desde los mismos padres de familia se ha logrado alertar sobre esta situación y felizmente desde el próximo ciclo lectivo dejarán de trabajar con esos libros y se conoce también que se han contratado a autores y editores con formación docente, además, de ilustradores y diagramadores para corregir estas falencias y eliminar cualquier tipo de adoctrinamiento político e ideológico.

Esto nos demuestra que los políticos cuando se enferman de poder y se enceguecen con sus irracionales ideologías no les importa jugar con la vulnerabilidad de los niños.