Se olvidaron de nosotras

Gabriela Rosero

Han pasado cerca de 15 días desde la última celebración internacional por el Día de la Mujer, fecha en la que las instituciones, candidatos políticos y organizaciones realizaron varios eventos, agasajos y homenajes por esta fecha clásica en el calendario.

Me pregunto: ¿después del 8 de marzo nos extinguimos? ¿acaso no todos los días se debería valorar y respetar el rol que cumplimos las mujeres? En mi rol de mujer quiero compartir varios criterios con los cuales les invito a que reflexionemos juntos:

Desde el principio de la creación dice la Biblia que la mujer fue creada de la costilla de Adán, siendo este el hueso más cercano al corazón, entonces fue Dios quien creo esta obra, la más fuerte y al mismo tiempo la más delicada, por ello hoy, me cuestiono si el creador nos dio tanta importancia y detalle al crearnos, ¿por qué aún existen mujeres sin la capacidad de aceptarse?

Lamentablemente, los medios de difusión pública, nos han vendido una idea totalmente alterada de lo que significa ser mujer. Citando al artista Ivan 2Filoz “Si no eres como una modelo, si no eres como una actriz, no eres feliz”. Error mujeres, para ser feliz, no necesitamos entrar a un quirófano para aumentarnos los glúteos, los senos o perfilarnos la nariz.

Luego de ver como el indice de problemas sociales como femicidios, violaciones, violencia intrafamiliar va de aumento en aumento, es hora de tomar conciencia y dejar de ser esclavas de los estereotipos a los que nos ha sometido la sociedad.

Mujer, niña, hija, esposa, madre, amiga, profesional, ama de casa, siéntete feliz de lo que eres, ocupa tu lugar y recordemos que somos musas de las más bellas obras de arte. En palabras del mismo artista “Somos hermosas no por las medidas, no por las uñas, no por las pestañas”. Mientras hay tantas mujeres intentando imitar lo que miran afuera, hay otras que desearían estar en tu lugar.

No permitamos que nadie apague nuestra luz, nuestros sueños, nuestros anhelos, luchemos por ser auténticas, luchemos contra esta sociedad que nos mira como maniquíes. Aunque hay millones de mujeres luchando por nuestros derechos, lo único que hemos hecho es levantar nuestra voz, sin levantar nuestra autoestima.