Somos más de 17 millones

Rosalía Arteaga Serrano

En China, hasta hace muy poco, se penalizaba cuando una pareja tenía más de un niño. Se trataba de una política destinada a controlar el crecimiento poblacional en esta enorme nación, que todavía sigue siendo la más poblada del mundo. Casi le pisa los talones el otro gigante asiático, la India, que parecería que se ubicará dentro de muy poco tiempo en el ranking demográfico como el país con mayor número de habitantes en el planeta.

Por el contrario, en Bolivia, país desde el que escribo estas líneas, con algo más de once millones de habitantes, y con una extensión territorial de más de un millón de kilómetros cuadrados, se estimula que las familias tengan más hijos, con una especie de bono o subsidio que ayuda a las más pobres, a solventar su economía, cada vez que las parejas tienen un nuevo hijo.

La constatación de que Bolivia tiene la más baja densidad poblacional de la región, hace que se tengan que tomar medidas para poblar este extenso territorio.

En el caso ecuatoriano, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) acaba de anunciar que hemos sobrepasado la cifra de 17 millones de habitantes, con la más alta densidad poblacional de América del Sur: 56.5 habitantes por kilómetro cuadrado. Algunos estiman que esa densidad es todavía mayor.

Esta realidad, sumada la cifra al ingreso de migrantes, tanto de Colombia como de Venezuela, el problema merece detenido análisis. Nos hace ver que el país tiene que prestar mayor atención a los estudios poblacionales y, sobre todo, cómo satisfacer las demandas crecientes de una población que busca tener mejor calidad de vida, atención a sus necesidades y cierre de las tremendas asimetrías sociales y económicas que todavía nos aquejan.

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