Parangonar a Francisco

José Naranjo

La visita del Papa Francisco a Chile tiene una connotación muy especial por los acontecimientos que han desatado las denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes pederastas y las acusaciones de ocultamientos de esos casos por parte de autoridades de la Iglesia y la consecuente ola de protestas por parte de familiares de los afectados y de la ciudadanía en general que inclusive prendieron fuego a algún templo católico; Francisco muy consciente del problema ha perdido perdón a la comunidad y ha hecho trascendente el sentido propio del dolor de esos niños abusados y de sus familiares e inclusive en su encuentro con sacerdotes, religiosas y seminaristas ha resaltado que los consagrados están siendo recriminados fuertemente por la sociedad, que vestir un hábito de sacerdote o monja está siendo objeto de represalias por los actos de estos malos miembros de la curia cristiana, es decir se da lo de siempre, pagan los inocentes la culpa de unos pocos.

La motivación que Francisco dio a la comunidad de consagrados es que de esas llagas que están sufriendo salga la caridad y misericordia para con todas las personas y hallen en el ejemplo de Jesús que desde su sufrimiento encontró la razón de su Misión Divina; cuanto quisiéramos en lo político para nuestro Ecuador que está atravesando tan tremenda prueba cuando se está develando que en la década pasada se perdió, por culpa de la avidez de algunos por el dinero, la oportunidad de solucionar muchos de los problemas sociales que aún persisten. ¿Seremos capaces de parangonar al Papa y de las llagas políticas que hemos sufrido por parte de los que tuvieron y tienen a su cargo nuestro destino encontrar la misericordia para con ellos? Cuanta falta nos hacen políticos con conciencia consagrados a la patria y su gente para que nos guíen por la senda del progreso con equidad y justicia.