Al César lo que es del César

AUTOR José Naranjo

Por demás valiente y ejemplar la acción de César Montufar al ser acusador particular en el caso del vicepresidente Jorge Glas y tratar al menos de evitar que una posible impunidad orquestada tenga la vía más libre aún de lo que se observa en el proceso que se sigue hasta hoy solo por asociación ilícita, lo cual configura que podrían recibir tan solo penas menores y no las que realmente se deben otorgar si la reformulación de cargos se hubiese dado ante los indicios que se han presentado en la indagación; encomiable además que en la decisión que tomó lo está haciendo con responsabilidad al acudir a las audiencias que envuelven a este caso y dando la cara ante la opinión pública en diferentes medios de comunicación en cuyas oportunidades sostiene con frontalidad sus argumentaciones que motivan su tarea de ciudadano preocupado de que no siga la descomunal corrupción a la que se ha sometido al país durante el período correísta que hasta hoy tiene la intención de tapar a como de lugar los ilícitos cometidos en todo orden de cosas. Algún atisbo de querer enderezar las cosas se observa en la administración de justicia, tal vez por presiones de la opinión ciudadana o por que el peso de las pruebas son de tal magnitud que no pueden ocultarse, aunque sí podrían ser manipuladas con argucias legales que pueden y suelen ser usadas a conveniencia y para esto es importante el apoyo al menos moral que podemos dar a César en la tarea que ha emprendido para desnudar los atracos dirigidos desde los mas altos cargos en la administración de la pasada década que sin lugar a dudas se la puede catalogar como la más corrupta de nuestra historia; esperamos que a la justicia no le quede más que actuar en consecuencia de las pruebas pero por ahora queremos que se dé al César lo que es del César y a Glas lo que se merece.