La tradicional plaza Pachano se ‘muere’ poco a poco

Situación. Este es el panorama del centro de expendio todos los días, menos los sábados.

Los pocos comerciantes que quedan en la plaza Pachano, ubicada al sur de Ambato, se sienten abandonados por las autoridades.

 

La falta de clientes está acabando con el centro de expendio en el que abunda la delincuencia y grupos de personas sin hogar que se dedican al consumo de licor artesanal.

Molestia

 

Las comerciantes de la plaza Pachano cuentan que la feria de la Unión de Organizaciones de Agricultores Agroecológicos de Tungurahua (Pacat), logra ‘revivir’ sus ventas una vez por semana los sábados.

 

Entre semana el panorama es desolador, pues solo tres comerciantes acuden a la plaza, a ellas se suma una persona dedicada a la venta de pollos y otra dedicada a la venta de carnes.

 

En el patio de comidas quedan tres comerciantes, quienes aseguran que se mantienen con las ventas a los choferes de la Cooperativa Atahualpa y a los pocos pasajeros que llegan desde las parroquias rurales.

 

Laura Punina, comerciante de la plaza, asegura que los vecinos del sector y sus ‘caceras’ la mantienen en el centro de expendio, pues hace más de 10 años que la gente dejó de ir a la Pachano para hacer sus compras.

 

La Plaza está ubicada entre la avenida Los Incas y Cañar.

 

“Nuestras ventas son mínimas y nadie se preocupa por solucionar todos los problemas que tenemos aquí”, dijo la comerciante.

 

Rosa Chávez, quien arrienda uno de los locales ubicados en la fachada de la plaza, dijo que lleva ocho meses en este espacio y que las ventas son más bajas de lo que imaginaba.

 

“Tenemos que vender de todo para ver si es que podemos ganar algo, porque cada vez viene menos gente”, dijo la vendedora.

 

Delincuencia

Teresa Vaca, otra de las comerciantes, contó que la delincuencia también ahuyenta a los clientes, en la última semana la vendedora, quien lleva más de 30 años en el centro de expendio, recuerda que frente a su puesto le robaron a una persona.

 

Otro inconveniente que indica Teresa es la presencia de libadores, quienes duermen en la plaza colocando colchones y cobijas durante las noches.

 

“Nosotros tenemos que aguantar a las personas que toman licor, lo peor es que en las tiendas cercanas siguen vendiendo el alcohol y nadie hace nada”, dijo. (RMC)