La Industrial Algodonera y Venus marcaron un hito en el comercio

Las empresas de origen ambateño, son un referente histórico en el desarrollo de la ciudad.
Las empresas de origen ambateño, son un referente histórico en el desarrollo de la ciudad.

La actividad comercial e industrial de la ciudad ha tenido varias empresas y emprendimientos que crecieron con ella, donde cientos de ambateños pasaron varios años de su vida, sin embargo, existen dos fábricas que influyeron en la historia y en la dinámica cotidiana.

La Industrial Algodonera y Venus son dos industrias que fueron y son aun parte de la ciudad, desde el aspecto histórico y comercial, la primera ya desaparecida, pero que aún mantiene una pequeña parte de su arquitectura junto al río Ambato, mientras que la segunda es reconocida a nivel nacional e internacional por sus productos.

Estas industrias tienen su propia historia y fueron dirigidas por personas que con gran visión aportaron al desarrollo de la ciudad.

La Industrial Algodonera

Henry Janke Schmidt dirigió esta fábrica dedicada a la elaboración de textiles para sabanas, camisas y toallas. El empresario nació en 1881 en Flensburg-Alemania, en el seno de una familia acomodada.

Sus estudios en Ingeniería Comercial los realizó en la Universidad de Sorbona en París y luego una maestría en la ciudad de Lubeck en Alemania.

Según el libro Ambatiqum, de Gerardo Nicola Garcés,  Janke fue enviado hasta Japón en 1902 como emisario comercial de la compañía Simon Efers de Hamburgo. Al terminar su contrato regresó a Alemania, pero el ambiente ya no le agradó, por lo que buscó la forma de salir de Europa.

En 1908 fue nombrado como gerente de una fábrica en Sao Paulo, Brasil, donde hizo contacto con la compañía Schill Brothers Ltd. de Manchester, empresa dedicada a la fabricación de maquinaria textil, esta lo nombró representante para sus negocios en Sudamérica y así tuvo que cubrir las plazas en Argentina, Bolivia, Perú y Chile.

Luego de tomarse un periodo de vacaciones en Europa, Janke deseó volver a Sudamérica, renunció a  la empresa con la que trabajaba y solicitó a Schill Brothers Ltd. una plaza en Perú, desde donde se mantenía pendiente de los países vecinos, entre ellos Ecuador. Al visitar el país se enteró de que la fábrica la Industrial Algodonera, fundada por la familia catalana Dalmau, necesitaba de maquinaria textil.

En 1924 Janke llega a la ciudad con el propósito de proveer de maquinaria textil y se hospeda en el hotel Villa Hilda, de propiedad de Hilda Hermann.

A fines de 1925 la Industrial Algodonera se declaró en quiebra, acarreando una gran deuda con accionistas, que aparte de la familia Dalmau habían invertido en la fábrica.

Los hermanos Dalmau declararon en quiebra sus tres fábricas, una en Otavalo, otra en Pasto, la de Ambato y una que estaba en proceso de construcción en Atuntaqui.

Los otros accionistas se reunieron en París y decidieron nombrar como nuevo gerente de la Industrial Algodonera a Janke, para tratar de salvar la empresa, él asumió la dirección en 1926.

A finales de ese año inició con las labores para recuperar la fábrica que se reabrió en el primer trimestre de 1927, con el tiempo se convertiría en la más importante de época, tanto así que 2 mil 100 de los 100 mil habitantes de la ciudad trabajan en ella, en turnos que cubrían las 24 horas.

Varios ambateños laboraban en la fábrica, los archivos recogen los nombres de: Carlos Escalante, empleado en la oficina central; Mentor Núñez y Ponciano Mera; Homero Ortiz era el jefe de la sección de hilaturas y Carlos Aúz era el jefe de mecánica.

Janke también fue uno de los primeros residentes de la ciudad en adquirir un auto, vehículos que llamó la atención de todos los habitantes.

En 1931 con la subida al poder de Velasco Ibarra, inició también la era de los movimientos sociales, dándose el primer conflicto laboral del país en la Industrial Algodonera.

Janke al haber crecido en la Europa de la Primera Guerra Mundial, entre un ambiente duro y pocas opciones para la apertura hacia los obreros, no daba mucho espacio para su participación y ante la presión de los sindicatos  se retiró a su propiedad en Las Viñas, a la que denominó Kumochi.

Al retirarse de la vida empresarial organizó con su esposa un viaje para dar la vuelta al mundo, lo que costó mil dólares, cifra que para ese tiempo era una suma inalcanzable para la mayoría de ambateños.

Mr. Steat, técnico de maquinaria de la Industrial Algodonera, quedó encargado de las actividades de la fábrica, más tarde la gerencia estuvo en manos de Otto Seifert, como entrenamiento a la gerencia de la futura sucursal en Atuntaqui.

Los productos de la Industrial Algodonera se vendían en el almacén de Domingo Romano, ciudadano de origen Italiano.

En aquel tiempo la Villa Hilda era el único hotel para recibir huéspedes en la ciudad, pero la estadía resultaba cara para residir por periodos largos, incluso para los científicos e investigadores que eran financiados por empresas y universidades europeas, por esta razón Janke era la persona de referencia en Ambato para hospedar a varios extranjeros, especialmente alemanes.

El importador Juan H. Kruger y su familia solían permanecer en Ambato todos los años durante la temporada invernal de la Costa ecuatoriana, este contacto dio origen más tarde al almacén Bayer y Schering, que proveyó de productos farmacéuticos a la ciudad.

En 1934 Kruger adquirió la hacienda Quillán, de donde se desenterró armamento que perteneció a las tropas de Eloy Alfaro, esto fue entregado a las autoridades ecuatorianas.

La casa de Janke fue un punto importante para los empresarios y científicos europeos que tomaron a Ambato como su punto de descanso y logística para retomar fuerzas y continuar con sus labores.

Venus

En Patate, en la hacienda El Carmen, nació José Filomentor Cuesta el 12 de febrero de 1912, sus padres fueron Amador Wenceslao Cuesta y Mercedes Tapia, aquí pasó su infancia entre la naturaleza y sin dificultades económicas.

“Mi papá dijo edúcate y te salvas”, es la frase que Cuesta llevaba en su mente y que se cuenta como destacada en el libro Ambatiqum, de Gerardo Nicola, por esto sus padres lo matricularon en la escuela del Padre Eudoro Dávila, al terminar lo enviaron al colegio San Gabriel en Quito.

Después de haber cursado los primeros años regresó a Ambato y estudió en el Colegio Bolívar, donde se graduó como bachiller en 1920.

Su madre murió en ese año, a partir de esto decidió redoblar esfuerzos para ampliar su formación cultural e instrucción académica e ingresó a estudiar contabilidad en un curso organizado en el Colegio Bolívar.

En aquella época Ambato era una ciudad pequeña, con varios talleres artesanales y pocas fábricas, por lo que Cuesta decidió viajar hasta Guayaquil, donde luego de varias semanas logró conseguir trabajo en Casa Vignolo, gerenciada por el ambateño Jorge Montero Vélez, quien le dio mercadería para que recorra la ciudad ofreciendo los productos.

Luego colaboró con la edición de la Monografía Ecuatoriana, dirigida por la Editorial Descalzi, aquí Cuesta se encargó de las cuentas y de administrar el proyecto.

En 1927 José Filomentor Cuesta regresó a Ambato, se empleó en la edición de un periódico donde trabajaba como agente de casas extranjeras y nacionales, en este mismo año se involucró en el proyecto para la edición de la monografía La Provincia de Tungurahua en 1928.

Esta publicación se constituye en la primera obra de evaluación desde la historia, geografía, el gobierno municipal y la administración, la vida municipal, lo eclesial, las industrias, el comercio, la banca, la agricultura, las artes, la instrucción pública, la literatura, el periodismo, hombres representativos, gremios y más temas concernientes a la provincia.

Cuesta ayudó a buscar el financiamiento de esta obra y realizó varias ediciones, en 1928 el Municipio lo declaró como ciudadano predilecto de Ambato, por su aporte.

Sus ánimos por salir adelante lo llevaron a unirse con Humberto Carrillo y Cristóbal Naranjo, con quienes fundó la fábrica Venus el 21 de diciembre de 1931. En sus inicios el lugar se asemejaba más a un taller donde se elaboraban zapatos de lona y caucho, telas impermeables, ponchos para agua, bolsas de caucho para agua caliente, artículos de zapatería, mangueras para riego, camelback para reencauchar llantas, empaques de caucho entre otros artículos.

Venus funcionaba en una casa ubicada en la calle Mera y Cevallos, al poco tiempo este lugar resultó pequeño para el crecimiento de la fábrica y se mudó a las calles Lalama y Bolívar, en el lugar en donde hoy funciona la Cooperativa Oscus.

La fábrica fue parte de las empresas que proveyeron de materiales a los aliados en contra del movimiento nazi en Alemania, es así que Venus elaboró el camelback para la marina y la aviación de la coalición.

Los socios decidieron vender sus acciones a Cuesta, que se puso totalmente frente a la fábrica e incluso realizó varios viajes de observación y negocios para comprar nueva maquinaria y traer un técnico que ayude a perfeccionar los procesos.

Debido a la demanda del caucho a nivel mundial por la Segunda Guerra Mundial, la fábrica Venus jugó un papel importante en la producción de camelback para el mercado ecuatoriano, ayudando a que los vehículos del país sigan circulando, este aporte fue reconocido por el gobierno nacional con la condecoración Gran Oficial de la República.

Cuesta siguió hasta la fundación de la Llantera Nacional, esto al haber palpado la escases de llantas durante la Segunda Guerra Mundial, el funcionamiento de esta fábrica se dio gracias a las gestiones realizadas por el empresario.

Se tenía como planes que la llantera funcionara en Ambato, pero diversos problemas de orden técnico y político obligaron a que esta se instale en Cuenca.

Fuera de la industria José Filomentor Cuesta fue un hombre que se dedicó también a la gestión pública y fue elegido como concejal de Ambato, presidente de la Federación Deportiva de Tungurahua, diputado por Tungurahua, presidente del Concejo, senador suplente, entre otros cargos.