Fuera de la tribuna del estadio Bellavista de Ambato hinchas del Macará se convocaron para pedir ‘que se vayan todos’.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, grita un pequeño hincha del Macará fuera de la tribuna del estadio Bellavista. ¿Este niño será el “miserable y cobarde” al que se refirió Miller Salazar?
Falta una hora para que Macará juegue su último partido de este 2024 frente a la Universidad Católica.
La indignación, furia e impotencia se siente en un grupo de integrantes de Los Ultras que con cánticos y letreros fuera de la tribuna piden “que se vayan todos”.
Con más bronca que con ganas, cargados sus trapos y sus bombos ingresan al Bellavista. Porque al equipo no se le abandona nunca, a pesar del escupitajo que recibieron en la cara cuando Macará cayó 7 a 0 frente al Independiente del Valle, resultado con tufo a corrupción.
Ese 7 a 0 embarró los colores del club, y son los hinchas los que tendrán que limpiarlo y devolverle la dignidad. Esos hinchas que han demostrado ser fieles a un equipo que les ha dado poco, muy poquitoen 85 años.
Miserables y cobardes
“Estamos rodeados de muchos miserables y cobardes que se escudan en una red social. Lo que pueden decir los hinchas me tiene sin cuidado”, afirmó Miller Salazar, presidente del club, con su ya conocida prepotencia y poco respeto al verdadero patrimonio de Macará, sus hinchas.
Sin ese niño, que con tristeza, más que con furia; pedía que se vayan todos, Macará no sería nada.
Macará tiene más de un millón de déficit económico en el 2024
Y claro que debe molestar recibir insultos cada fin de semana de miles de personas; pero eso es ser hincha, pasión desmedida, sin límites,porque solo la pasión los lleva a viajar cientos de kilómetros junto al equipo, a llorar cuando gana o cuando pierde, a regresar cada año al Bellavista, a dejar de comer para comprar una entrada.
Pero quienes no pueden dejarse desbordar por la pasión son los dirigentes, los dirigentes están para actuar con inteligencia, cautela y sobre todo sabiduría.
Los dirigentes no están para llenar de insultos y descalificar a quienes piensan diferente, y más aún a miles de macareños que exigen respeto, solo eso, respeto.
Miles de hinchas dan la cara cada fin de semana. Lloran, se indignan y durante mucho tiempo han pedido “que se vayan todos”, que Macará deje de ser un feudo, ¿esos hinchas también son miserables de redes sociales?
¿Dónde están los socios?
¿Nadie se quiere hacer cargo de Macará? ¿Solo la familia Salazar tiene la capacidad o está predestinada a dirigir el club toda la vida?
Son 12 años que Miller Salazar está al frente del equipo, 12 años con evidentes cosas positivas para la institución, pero también con un liderazgo mesiánico que no le hace bien a Macará, y que se ha demostrado en estos últimos cuatro años de malos resultados.
¿Por qué no quiere un cambio Miller Salazar? ¿El poder embriaga? No, el poder desnuda.
Por qué Miller Salazar no escucha a personas sensatas de su círculo cercano, que con inteligencia saben que es momento de retirarse con dignidad, con la alegría de haber sido un aporte importante en la historia de Macará.
Por qué aferrarse al poder, por qué no dejar que socios, con ideas nuevas y con el mismo amor por Macará sueñen en el siguiente paso, ser campeones.
Pero ¿dónde están esos socios?, o son solo parte de una lista que en pocas semanas alzará la mano por una directiva impuesta.
Esos socios deberían mirar la cara de tristeza de este niño que cantaba fuera de la tribuna, ese niño no es un miserable, ese niño seguramente heredó este amor absurdo que solo le hace sufrir.
Ese niño no es un cobarde, porque decidió transitar el camino más difícil, ser hincha de Macará. Cobarde habría sido ser hincha de un club lleno de estrellas.
Ni miserables ni cobardes, indignados y humillados, así se sienten los hinchas celestes. (FC)