Helados La Catedral tiene su propio local

Actitud. El gusto por hacer un buen trabajo, se mantiene latente en Segundo Oña.

Han pasado alrededor de 35 años desde que Segundo Oña aprendió a hacer helados de paila, trabajo que le permitiría independizarse y hacerse cargo de la familia que empezaba a formar.

En sus ojos todavía se refleja el afecto de esa época, en la que tomó una de las mejores decisiones de su vida. “Yo cuando me casé no tenía un oficio, trabajaba en una mueblería en la que a veces me pagaban y otras no, cuando mi suegro me propuso aprender a hacer y vender los helados, pensé que era lo mejor y con el paso de los años es innegable que fue así”, dijo Oña.

DATO: Segundo Oña, en sus inicios, fue conocido como el 
heladero marinerito por su tradicional mandil y gorra.

Recuerda que en un principio tenía un pequeño coche de madera con el que, los lunes y viernes de feria, recorría las plazas y mercados de la ciudad. Don Segundo comenta que desde el primer día que comenzó a trabajar vendió todo y empezó a conseguir el dinero para la comida de su familia.

Cuando sus helados se hicieron conocidos, ya no solamente trabajaba los lunes y viernes, ahora lo hacía de lunes a domingo, recorriendo las calles del casco central de Ambato. “Siempre había movimiento por la Gobernación y el Municipio, así que de a poco empecé a colocarme en la esquina de la Montalvo y Bolívar”, comenta.

Recuerda que tuvo varios inconvenientes con los ‘municipales’ que se paraban en la esquina de la Casa de Montalvo, «yo aprovechaba su hora de almuerzo para vender todo lo que podía en esa esquina”.

Don Segundo comenta que, como no tenía un espacio fijo para colocarse, le tocó aguantar sol, lluvia, inclusive había ocasiones en las que los ‘municipales’ le quitaban la tapa de su coche y eso malograba los helados, por lo que tenía que retirarse, “pero jamás me di por vencido por eso hice los trámites en el Municipio para establecerme y ahora gracias a Dios somos parte de la historia de Ambato”.

 

Crecimiento

Pero la visión de su trabajo no quedó ahí y con el apoyo de las personas que están a su lado ahora los ‘Helados La Catedral’ son una marca registrada, que no solamente muestra su legado, sino parte de la esencia de los ambateños y su tenacidad.

Esa visión y apoyo le permitieron abrir una amplia, cómoda y moderna heladería en un lugar estratégico, en la avenida Lizardo Ruiz y Vargas Torres, en el sector del Colegio Ambato. Todo estaba listo para su inauguración, pero la pandemia modificó sus planes y ahora el lugar da atención a sus clientes bajo todas las medidas de bioseguridad establecidas a nivel nacional y local.

Para darle una mejor atención a sus clientes en la heladería se incrementaron los sabores, del tradicional de mora y coco que se vende en la esquina de la Catedral en el centro, en el local también tienen helados de paila sabor a maracuyá, ron pasas, café y chicle.

“Los sueños no terminan aquí, nuestra idea es seguirnos expandiendo y por qué no salir de las fronteras del país”, mencionó Segundo. (NVP)